Soy donante de órganos, pero cuando se haga efectivo no estaré para contarlo, así que prefiero presumir de que también soy donante de sangre. Trato de donar al menos una o dos veces al año. La última fue hace un par de meses, en el Clínico de Madrid. Un hormiguero indescifrable, una enorme ballena horadada por pasillos, enfermos y personal sanitario. Antes de donar tuve que pasar por una pequeña oficina en la que una amable señora, de unos cincuenta años, me tomó algunos datos. Había otra compañera, vestida de calle, a su lado. Yo llevaba mi camiseta de "yo no necesito google, mi mujer lo sabe todo". Una de las preguntas fue si había donado antes y yo dije, sí, normalmente con Cruz Roja. ¿Eso es verdad? me preguntó la que no llevaba bata. Pensé por un momento que Cruz Roja y Salud Pública eran en transfusiones algo así como el Madrid y el Barsa, y que había mentado a Ronaldo en la casa de Messi... pero me aclaró que la pregunta iba sobre la camiseta. Ah, sí, expliqué, esta es una verdad universal como un templo. Siguieron las preguntas protocalarias, mezcladas con algún que otro chascarrillo. Después me indicaron donde debía hacer efectiva mi donación y camino de la puerta me dice la que iba vestida de calle: oye, nos ha gustado mucho tu camiseta. Ah, perfecto, muchas gracias. Y ya cuando afrontaba el pasillo la escuché, casi gritar, ¡ y tú también ! Así que, más ancho que largo me tumbé en la camilla a dejar mi pequeña generosidad sanguínea. Si es un plan de marketing, lo veo muy acertado, porque no descarto que en un par de meses vuelva a que me suban el ego, digo, a donar sangre.
14 de marzo de 2012
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1 comentario:
para mi uno de los mejores placeres de donar es la charla con las enfermeras...ahora desde USA es mas complicado, pero cuando vuelvo a España siempre me gusta donar, normalmente en la puerta del sol, ahora sol galaxi,
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