16 de febrero de 2025

 ERRORES:

Siento hablar de fútbol, pero creo que hay en la crispación puntual (vestida de blanco) una similitud con el modus operandi que nos rodea, en general. Os cuento como lo veo: los árbitros han cometido una serie de errores puntuales que han perjudicado (más que beneficiado) al Madrid. Veo a los futbolista, en general, como conductores inexpertos que llevan un coche demasiado potente. Y aquí están funcionando como la sociedad con la ocupación. No es un problema generalizado (es un drama puntual) pero hay un interesado y constante runrun que convierte al síndrome de Prader Willis (por ejemplo) en un problema de salud general. ¿Qué interesa en esa estrategia? También tengo mi teoría, pero la dejamos para otro momento. Lo que quiero decir es que los futbolistas, en una para mí equivocada estrategia institucional, están recibiendo el mensaje de que los árbitros han decidido perjudicarlos en una misión conjunta. Estos fantasmas que ven, inducidos por otros y su falta de madurez y espíritu crítico, hacen que al saltar al campo, cuando les hacen una falta que no pitan, no es un error del árbitro más, sino un error intencionado, que tiene lugar porque él va vestido de blanco y el infractor no. Esa indignación y frustración condena su rendimiento, hace que gaste energías donde no debe y falla en su trabajo. Bellingan, ayer, fue el mejor ejemplo. De la intrascendencia (algo rutinario: el error) hizo un drama. Los fantasmas hicieron su trabajo. Y en Vinicius, y ayer, sin ir más lejos, tenemos el ejemplo, de mi prisma: falló un remate a puerta vacía. Un tipo que gana millones por meter goles, que cada día tiene al mejor equipo de profesionales deportivos dedicados en exclusiva a prepararlo para hacer ese trabajo, falló...¿cómo no lo va a hacer un árbitro? Lo demás, lo dicho, fantasmas. Y a mí, los fantasmas, de siempre, me aburrieron, y con la edad, más. 

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