JUAN, LAS CHAPAS Y EL TRABAJO MÁS HERMOSO:
Yo, que me dedico a hacer que la suma y la resta de siempre cero, tengo una sana envidia, si es que la envidia puede ser sana, con el trabajo de mi pareja. Ella es especialista en impulsos, esos que necesitan ciertos niños con necesidades, valga la redundancia, más especiales o quizá específicas, que el resto de los niños. El vínculo que se establece con el paciente es muy, muy especial, y también lo es con las familias. Tanto que años después de finalizado el tratamiento, ese paciente, siendo campeón del mundo de chapas, se acuerda de su terapeuta y del centro.
¿Es o no es para sentir envidia?
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