EVOLUCIÓN:
Cuando yo era joven, al menos en el barrio en el que me crie, lo último que podía ser uno era un chivato. Y no se trataba de miedo, sino de una especie de gregarismo, un o estás conmigo, tu colega de barrio, aunque te putee, o ni me conozcas, o estás contra mí, es decir, contra tu gente, contra ti mismo. Es algo que tuve dentro, jamás hubiera delatado a nadie. No estoy hablando de que la policía te interrogue y tú respondas o no, que ahí el miedo o la defensa personal justifica cualquier respuesta. No, hablo de una delación activa, saber que hay un delito y acudir a las autoridades. Y me pregunto ¿y si ese alguien hubiera hecho daño a otra persona? ¿Y si ese alguien hubiera, por ejemplo, violado a su pareja? Lo digo por esos hombres que, sin haber participado en la violación de Gisele, sabían lo que ocurría y no denunciaron a la policía al desgraciado de su marido y el resto de caterva de violadores. ¿Qué hubiera hecho mi yo de quince años? Tengo claro lo que haría su hermano mayor, este de 52 que ahora escribe: acudir a la policía. Creo que todos evolucionamos, es parte de nuestra naturaleza. No me avergüenzo de aquel chaval de barrio, lo que no sé es si ese chaval me deslegitima para pensar que quienes no delataron son parte del problema...