MIS PELÍCULAS:
Desde hace unos días vigila mi zona de trabajo toda una comisaría de Playmobil. Me siento protegido, me da que si llega un descuadre de esos recalcitrantes, los policías sin codos lo pondrán en vereda. El caso es que mirándola he recordado las películas que me montaba cuando era crío con estos muñequitos que, camino de los 52, no han dejado de ser mi pasión. Lo que pasa es que he hilado este recuerdo con mi rutina literaria. Porque tengo la sensación de que, sin hacerlo, cuando escribo, hago cine. Pienso la estructura, la historia, los entresijos, fuera del mundo del celuloide, pero cuando empiezo a dar forma a todo con las teclas, escribo imaginando las escenas como si fueran una película. Escribo una película, no un guion. Y jugando con los clics hacía lo mismo. Me he dado cuenta porque incluso ponía banda sonora. No solo los ruidos de los helicópteros, los disparos, los puñetazos (era bastante bueno) sino con banda sonora al uso en modo tarareo, con sus tachan, tantantantan...como veía ocurría en el cine en las escenas de acción. Yo no jugaba con los clics, hacía películas con ellos. Ahora creo que mi madre se merece un monumento por aguantar tanta onomatopeya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario