11 de junio de 2012

MIEDO

Nuestro hijo se va de excursión. La granja y sus animales esperan. Hay un breve trayecto en autobús y, no lo negamos, nos inquieta. Durante el día, trabajando, te acuerdas y piensas, bueno, todo ha ido bien, seguro que no han tenido ningún susto en la carretera. Y cuando retorna a tus brazos te costaría reconocerlo pero te sientes aliviado. El peligro nos asusta. Y sabemos que los riesgos son mínimos ¿qué sería una guerra? Pienso, y me dejaréis ponerme sexista otra vez, en las madres y esposas de los hombres que iban a la guerra y no me logro imaginar como eran capaces de superar la incertidumbre. Sus hombres estaban en una trinchera, jugándose al vida en una guerra tan absurda como todas, con altas probabilidades de regresar envueltos en una bandera. Si a nosotros nos inquieta algo tan sencillo como un viaje en autobús ¿cómo podían superarlo?¿cómo podían seguir viviendo?¿cómo podía separar su miedo del día a día y ser capaces de mirar hacia adelante? Es verdad que el ser humano tiene una capacidad incalculable para adaptarse y normalizar la adversidad, pero no siempre logro entender como lo hacemos.

1 comentario:

Dafne dijo...

Todo suele ir bien..y fíjate de los lugares más peligrosos para los niños suele ser la cocina de la casa...eso dicen los pediatras