EL LADRÓN

Una de las características que define al ser humano es la capacidad de superación. Y la tontería no es ajena a este principio. La tontería, y más en esta España nuestra, no conoce barreras. Cuando crees que el más tonto de los tontos ha llegado al gobierno...uy, perdón, quería decir, cuando el más tonto de los tonto ha puesto el listón tan alto que ya nadie jamás llegará a rozarlo va alguien y lo supera. Es impresionante. Al parecer hubo un tipo, un tal Arístides Alonso, que pujó en una subasta pública por un puesto en Gran Hermano. A lo que voy del listón: pujó contra otros. Es decir, había mucha más gente dispuesta a pagar por estar ahí. Al final por 60 mil euros consiguió entrar en el programa. No he leído nada sobre ello, pero seguro que duró poco. Con esto ya bastaba para que le hubieran dado el título de tonto del año, pero es que al parecer el muchacho es ladrón de bancos. Es decir, hay dos posibilidades, o es un ladrón profesional, lo que deja en muy mal lugar su capacidad de raciocinio tratando de saltar a la fama en un programa basura de la televisión. Amigo, el anonimato es una buena herramienta para un ladrón de bancos ¿o te crees que lo que hacen otros con las caretas es una carnavalesta afición? La segunda posibilidad es que fuera tal su afán por ser famoso, por entrar en la rueda del famoseo y la vida contemplativa (de los demás) que, a falta de talento (el que haga falta, que lo desconozco) o la suerte para lograrlo, aprovechó la vía económica y, llegado el punto, se encontró con que le faltaba financiación. Y ni corto ni perezoso atraca un banco para lograr su objetivo. El dinero logrado con el delito lo invirtió en pagar una plaza en Gran Hermano. El balance no parece muy bueno, pero esto del famoseo parece una carrera de fondo donde las libres aparecen y desaparecen, así que no descartéis que este tipo sea el primer entrevistado en el programa A solas con el Dioni, de telecinco, justo después de Dile a tus muertos...