Quiero poner una demanda a la naturaleza. Concretamente al departamento reponsable de la creación de los relojes. Biológicos, para más señas. El de los niños, más concrétamente. No puedo entenderlo. Es como una pesadilla, es el día de la marmota hecho semana. Lunes, martes, miércoles, jueves y viernes, indefectiblemente les pilla la hora de despertarse agarrados a la almohada y hay que separarlos de Morfeo casi con agua caliente. Vamos, vamos, que no llegamos al cole es la cantinela de cada mañana. En cambio, maldito reloj, llega el fin de semana, y como si fueran un resorte lúdico saltan a las siete de la mañana con un mortífero ¿ya es de día?¿De día?¿de día? la madre que os parió, que duerme a mi lado. Lo hemos intentando todo, pero no hay forma. Yo que soy de mal dormir, que tengo un sueño que corre más que yo y cuando me despierto ya no lo pillo por mucho que apriete las pestañas, estoy vendido. Derrotado. Empiezo el fin de semana con ojeras como torrijas. Mientras no logre impugnar este sistema no me queda otra que compensar tan injusto y madrugador despertar con uno de los mejores inventos de la humanidad: la siesta.
4 de junio de 2012
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