A un pueblo de Cáceres le sobraban 15 mil euros. El alcalde, con buen criterio, decidió someter a soberana votación el empleo de dicho capital: o dar trabajo a parados o tres festejos taurinos en las fiestas. La votación tuvo lugar y el resultado, en un país tan de cornudos, fue el esperado: ganaron los toros. Y ya no sabe uno si echarse a reír o a llorar. Una mujer explicaba con sinceridad matemática sus argumentos para el sí taurino: es que el trabajo es para un par de personas y los toros para todos. Lo más triste es que estoy convencido que muchos de los que votaron por la mal llamada fiesta nacional (de todos es sabido que la fiesta nacional son las cañas y las tapas) son parados que hubieran podido encontrar un balón de oxígeno laboral con una decisión contraria. Como cunda el ejemplo y a algún alcalde se le ocurra someter a votación si las fiestas patronales o la escuela municipal, ya me imagino a los muchachos estudiando en los tenderetes de la feria. Otro perrito piloto y cuatro por tres doce. Y la idea no es mala si pudiera extenderse a otras interesantes dicotomías del tipo: curas o putas. Bonita papeleta sería esta: si usted quiere que la casa parroquial se transforme en un centro lenocinio, ponga sí. Pues nada, pan y circo, en el país de la pandereta no termina uno de sorprenderse. Lástima que Berlanga nos dejara, porque le estamos poniendo el trabajo muy fácil. No es que Don Luis fuera un termómetro del país que le tocó vivir, es que era todo un visionario. Amanece que no es poco, que diría aquel, y prepara la minifalda, que mañana hay toros.
7 de junio de 2012
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3 comentarios:
No creo que el alcalde actuara con buen criterio. Actuar con buen criterio hubiese sido, con ese dinero y, quizás, alguno más, haber puesto en marcha la elaboración de unos buenos presupuestos participativos. Para ello es imprescindible un proceso de información y formación de los ciudadanos, elaborar una autoreglamentación, organizar asambleas abiertas y un largo etcétera. Nada fácil. Pero donde se ha actuado así los frutos han sido realmente sorprendentes. Imagina que los vecinos de el barrio X proponen que se haga una rotonda para acceder al mismo. Imagina que, entre otras muchas propuestas, se vota y sale para adelante. Imagina que un arquitecto pijo proyecta lo que para el es una obra de arte -lo de la rotonda es la excusa- que cuesta un güevo. ¿Puedes imaginar al politico ceporrete o al tecnócrata catetopijo de turno enmendando la plana al arquitecto para hacer eso, una rotonda funcional y baratita? Yo no. Imagina ahora que los vecinos de ese barrio le dicen al arquitecto que no quieren su "obra de arte", que cuesta una pasta y ellos sólo necistan una rotonda. Y que construyendo sólo la rotonda que necesitan se liberaría dinero suficiente para sacar adelante otras necesidades que se quedaron a las puertas de ser seleccionadas en las votaciones ciudadanas al efecto. Imagina que el arquitecto tiene que tragar y que, con el dinero liberado, se da paso a una de las necesidades que se quedó a las puertas. Pues no lo imagines, porque esto ocurrió realmente en un lugar donde, a la llegada del PP, se suspendió sine die un sistema de presupuestos participativos que llevaba funcionando 8 años con excelentes resultados. La democracia participativa no consiste en votar A o B, eso es demagogia. La democracia participativa es mucho más, es formar, informar, trabajar y trabajar con y al servicio de los ciudadanos, y, en el camino, crear conciencia ciudadana y ciudadanos justos y solidarios. Eso no se ha hecho en este pueblo. De ahí los aberrantes resultados de la consulta popular: Mejor tortura animal que puestos de trabajo.
Totalmente de acuerdo contigo, Exodo; Sin embargo, hay una prioridad antes de poder llevar adelante una verdadera democracia participativa y es la educación de los futuros votantes, prepararles para la democracia y darles la información y la formación necesarias para poder decidir con criterio acerca de lo que haya que tomar una decisión.
Sin duda, Andoni, sin duda.
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