Hoy cerramos la semana como más me gusta, en modo cuento:
LA
PREGUNTA:
-Cariño ¿a mí me gustan los bocadillos
de calamares? – Justo unos segundos después de que cerrara la pregunta hubo un
par de risas mal contenidas. Después llegó un espeso silencio; donde cualquier
movimiento, ese grifo que no termina de cerrar, una tos inoportuna, una lata de
cerveza rompiendo su hermetismo, retumbaba con eco insoportable. Ella forzó una
sonrisa para salir del atolladero sin poner demasiada carne en el asador. Pero
hasta el más despistado de la reunión, a saber, su amigo Marcelo, que
jugueteaba con los hielos de su Martini, se percató de la tensión en la
mandíbula y de la mirada heladora con la que trató de dejar las cosas claras a
su marido. Después, de vuelta a casa, ya no hicieron falta más palabras, ni más
frases. Ni tan siquiera, mientras las maletas se iban llenando, fue necesario
que ella respondiera a la pregunta ¿A éste? ¡qué va! a éste solo le gustan
los bocadillos de pan con tomate.
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