SISTEMA DECIMAL
Al sol del mediodía,
acabo de tender los calzoncillos
con la intención tan sólo de orearlos.
No los lavé -no pude-;
me cortaron el agua por impago.
Y es que, después de la última subida,
me cuesta el metro cúbico 10 veces
lo que ingreso con la mierda de subsidio, ya a punto de acabarse, que me otorga más bueno que un arcángel papá Estado.
En pelota picada, macho,
así me encuentro.
¡Y qué espantosos palominos, tú!
Dicen las malas lenguas que el motivo
del encarecimiento estratoférico
sufrido por el líquido elemento
se debe a la escasez.
Pero yo no lo creo.
Porque, sin ir más lejos, ayer por la mañana, estando mendigando por los barrios de la alta suciedad, se oía en sus jardines, tras mulos colosales, “frufrú frufrú frufrú” -los aspersores-, y el jolgorio de niños chapoteando a modo de pequeños tiburones en sus piscinas VIP de uso exclusivo.
Es lógico: las nóminas
de estos señores limpios e importantes
deben rondar al menos las 1000 veces,
quizás 10000, 100000 -quién sabe- el precio de cada metro cúbico de agua.
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