Vivimos en una casita que, aun siendo moderna, es pequeñita. Espacios grandes pero pocos: dos habitaciones, dos baños, salón y cocina. Así que cuando hay invitados se produce una partida de risk hogareño en el que cualquiera puede ser , despatriado, invadido o invasor. Esta vez nos ha tocado compartir habitación con los niños. Además de evidenciar que son incapaces de estar los dos en la cama sin moverse al menos uno de ellos en toda la noche (y digo toda), cuando me acostaba miré la habitación antes de apagar la luz. El mueble en una esquina para que entrara el colchón, una lámpara en el suelo, mi ropa del día siguiente, cuatro pares de zapatillas de estar por casa y dos niños roncando en un colchón hinchable de matrimonio. La evidencia lúdica de la situación y su transitoriedad le dieron un toque agradable, y apagué la luz con una sonrisa. Después pensé en tantas y tantas familias para las que esto es el día a día, compartir espacios reducidísimos, perder la intimidad de la pareja, apenas tener un rincón que saber tuyo, y me sentí idiota. Idiota por preocuparme de que mis hijos no tengan una habitación cada uno, por no tener un despacho y dejar de escribir en el salón. Idiota por maldecir que en mi coche no nos caben las bicicletas. Idiota, quizá, por no valorar lo excepcional que es lo que tenemos. El ser humano es por naturaleza inconformista y si bien el inconformismo nos ha hecho evolucionar, también nos ha hecho un poco idiotas.
3 de febrero de 2012
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3 comentarios:
Pues esas situaciones son las que cuando te vas haciendo mayor recuerdas con más cariño y anhelo… sí la verdad, la sociedad casi nos obliga a pensar que si no tienes al menos una casa de 200 m2, 4 habitaciones, 2 coches de lujo , etc. etc… eres un completo fracasado….¿cómo hemos llegado a esto? Yo muchas veces pienso que si algo pasara (algo gordo, gordo)…. ¿quién sobreviviría mejor?
Nu
Completamente de acuerdo con Anonimo. Yo me crié en un minusculo piso en Aluche junto con mis tres hermanas y mis padres. Era un piso pequeñito con dos habitaciones y una robada a la terraza que era donde dormia yo. Un salon minusculo en el que las cenas familiares acababan casi en el descansillo de la escalera o en el que cuando nos juntabamos 5 amigos de no mas de 10 años a grabar falsas sesiones de radio, te acuerdas Antonio, casi teniamos que sentarnos uno encima de otro. Desde hace varios años vivo en un adosado, con sitio para 2 coches en mi puerta, jardin trasero para mi boxer y barbacoas con los amigos, 4 habitaciones, una de ellas un despacho precioso que no uso, otra con cama de matrimonio, que solo uso cuando mi hijo de 6 años y mi pareja se apropian por completo de la cama y empiezan a roncar al unisono, otra es la habitacion de mi hijo con todas las comodidades del mundo que casi no se usa porque el capullo se empeña en dormir con nosotros porque dice que le gusta mas, y a mi tambien, y la nuestra. Una buhardilla decorada con mil y un juguete , futbolin , billar, play, wii y que se yo. Y os quereis creer que muchas veces echo de menos aquel piso pequeñito, sin intimidad en el que crecí, pues si lo echo de menos y mucho. Quiza porque entonces vivian mis padres, quiza porque teniamos mas tiempo para disfrutar de lo poco que teniamos, no se... pero lo echo de menos.
Un Abrazo
JMP
Esas grabaciones, J, hoy seríamos los reyes de youtube¡
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