La carretera nos ofrece cuestiones, a poco que rasques, bastante curiosas. Y no me refiero a como una afable ama de casa puede transmutarse en tiburón hambriento al volante. Las carreteras patrias ofrecen novedades tecnológicas que no surgen en otros asfaltos. Por ejemplo, tal vez no os habéis dado cuenta, pero mi coche tiene una especie de Kers que puede acelerar a los demás. Vosotros lo llamáis intermitente. Haced la prueba. Poneos en el carril derecho, esperad a encontraros con un coche que vaya más o menos a vuestra velocidad y después situaros un poquito delante. Él irá algo más atrás, en el carril izquierdo. Entonces accionar el intermitente, la reacción será inmediata, el coche que va atrás, en el carril izquierdo, acelerará para "permitir" tu maniobra...¡pero detrás de él! No falla. No hay coche, ni conductor, ni conductora que no caiga ante el poder inefable de mi kersmitente. Incluso, la carretera, ha ofrecido medidas a la ciencia hasta entonces desconocidas ¿De dónde creéis que sale el nanosegundo? Pues de un semáforo madrileño. El nanosegundo no es otra cosa que lo que tarda el Nano que va segundo en tocarte las pelotas, digo el pito, cuando el semáforo se pone en verde. La DGT debería pensar en reclamar derechos de autor, así a lo mejor encontrábamos financiación para arreglar algunas carreteras. Habría, eso sí, que crear un nuevo ministerio la SGAGT (Sociedad General de Autores de Gracias en el Tráfico)
7 de febrero de 2012
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