26 de enero de 2012

SIN TIEMPO

Soy un escritor de escaramuzas. Quisiera ser un guerrero profesional pero no soy más que un dedillos de mal teclado. Me gustaría volver a los tiempos en los que escribir me ocupaba horas cada día. Pero no se puede, La Confederación de Paises del Día a Día me tiene secuestrado y no puedo enfrentarme a su ejército de la pantalla en blanco con tiempo, energías y soldados. Y por eso tengo que dejarme las pestañas en las escaramuzas. Así cualquier momento es bueno. Antes uno se preparaba como quien sale a torerar, con su protocolo, con su vestimenta, con su luz, sus apuntes, su arte...ahora no, ahora aquí te pillo aquí te escribo. Pum. Pam ¿Diez minutos? pues diez minutos ¿Cinco? pues cinco, hay que aprovechar cualquier despiste del enemigo para ganarle un párrafo. Si antes no me merecía la pena mancharme el talento para media hora, hoy soy capaz de meterme en el barro de las ideas por cinco minutos. Así las musas son más traicioneras que nunca. Agentes dobles que bien pueden mimarte en la diminuta guerrilla como puentearte el día que pensabas ibas a librar la madre de todas las batallas. Entonces las maldices, porque ver a tus veinte soldados nerviosos, esperando, frente al teclado, reclamándolas, se te hace más duro cuando sabes que apenas te queda tiempo para huir. Musas, por amor al arte, no me seáís tan cabronas.

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