Supongo que estaréis al tanto. Ya tenemos los madrileños logo para prolongar el sueño olímpico del Ministro de Justicia y a la sazón ex alcalde de nuestra ciudad. Sin entrar en cuestiones que no me competen sobre la calidad del mismo, sí que hay algo que me gustaría comentar. El proceso. Al parecer el logo definitivo tiene poco que ver con el original y premiado en concurso público, cuyo autor era un joven estudiante de diseño. Finalmente una empresa privada ha retocado esa idea original para regalarnos el que ahora figura como emblema de la causa. Bien, es cierto que en las bases ya se incluyen claúsulas relativas al retoque del ganador. Pero el proceso, desde la perspectiva de un humilde servidor, es el siguiente: logramos curarnos las espaldas dando un premio irrisoio a un estudiante que se presente y nos "regale" un diseño, y luego de las arcas públicas sacamos un pasturrial para que una empresa privada de diseño que a su vez es de un primo de un amigo de un sobrino, nos lo joda, lo deje irreconocible y así todos contentos. Y el que diga que esto no es así que lo demuestre. País de pandereta, amiguismo y chapuza. Que condena, coño, que condena.
31 de enero de 2012
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