Llegó un día en el que había que tomar una decisión. Hasta entonces podía nadar entre aguas tan dispares como la bahía Mágica de Cádiz o el Atocha de Arconada. Pero uno se hace mayor y quiere identificarse con los demás. Entonces pasaban por allí Butragueño, Michel, Pardeza, Martín Vazquez heredando el cosquielleo que me habían dejado Camacho, Santillana o Gallego. Así que sí, puedo decir que soy racionalmente del Madrid. Voluntariamente madridista. Lo que tiene un lado bueno: sufro menos. Y una lado malo: también disfruto menos. Soy lo que entre los forofos se conoce como un chaquetero, un aficionado garrafón. Lo que me preocupa es la inmediata y eterna identificación ¿estoy obligado a que me identifiquen para siempre con todas y cada una de las personas que se pongan esa camiseta?¿me están condenando a compartir principios con Pepe? ¡ eso no es justo !¿Qué tengo yo que ver con tipos que ni me conocen ni quieren conocerme y pasarán por aquí camino de algún lado sin saber lo que somos? Esto es un deporte y aunque mueva millones, un juego, un maldito y simplón juego en el que 22 tipos multimillonarios en calzoncillos, como si fueran pesacadores y el balón un mero redondo, tratan de meterlo en una red. Pero ¿orgullo?¿besar un escudo?¿morir por una camiseta? No en mi nombre.
19 de enero de 2012
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