Hay muchas frases que, aun perdiendo el sentido literal, no pierden utilidad porque las seguimos usando en los mismos momentos, siendo el contexto el que las hace perdurables. Ejemplos hay muchos de antaño como irse de picos pardos o a buenas horas mangas verdes. Pero también tenemos algunos muy recientes como el canto de un duro. Me emociona, soy así de simple, vivir in situ ese proceso. Es decir, estar presente, ser el puente generacional, en la pérdida de sentido literal de una frase común: Tirar de la cadena. Sí, todos, o casi todos, seguimos utilizando esa expresión cuando accionamos el aparatito que permite la salida del agua en los váteres. Era una frase sacada de la lógica, porque no hace tanto había sobre el propio váter una cisterna elevada, casi en el techo, la cual funcionaba tirando de una cadenita. De ahí la expresión, tirar de la cadena. Mis hijos no suelen ir a bares de carretera, así que desconocen el viejo sistema, en cambio, salen del baño y preguntas ¿has tirado de la cadena? y ups, vuelven rápido y aprietan el botoncito sin preguntar, de momento, de qué cadena tenían que tirar.
30 de noviembre de 2011
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