23 de noviembre de 2011

CALLE

Mi hijo el mayor está empezando a jugar al baloncesto en federación. Me voy a ahorrar las curas de humildad que están siendo todos y cada uno de los partidos. He observado que este grupo de niños tiene un concepto muy académico del baloncesto. Y está bien, porque supone la asunción de un objetivo colectivo (el que marca el entrenador) y que hay un jefe (otra vez el entrenador)  que es el que les da las órdenes que hay que cumplir y un lugar, los partidos del sábado, donde poner en práctica todo lo entrenado durante la semana. Eso es lo que nos gusta de los deportes de equipo. Pero el deporte es un "ser vivo" y necesita seres vivos que sepan entender que las cosas se mueven, que hay que correr, anticiparse y tomar decisiones. Son pequeños, lo sé. Pero me da la impresión de que lo que les falta es calle. Jugar en condiciones de igualdad con amigos, donde no haya un entrenador y las reglas sean un poco más laxas. Donde no serás tú, el cinco, siempre el que saque de fondo, ni tú, el cuatro, el que suba de palomero. Donde podrá tirar un triple el que lucha por los rebotes...Entonces encontrarán los resquicios a la norma para ser listos, para sacar antes de que el otro se de cuenta, para cubrir a un contrario que va a tirar aunque no sea el de tu marca... Porque en el deporte, si no eres listo, te comes los mocos. Lo que tanto nos sobró a nosotros, calle, le falta a espuertas a nuestros hijos ¿no os parece?

2 comentarios:

Jésvel dijo...

Pues sí, sí me parece. La virtud está en el punto medio, los extremos no son buenos.

Elena dijo...

La calle, ... la goma, los dubles, el bote bolero, las vidas, tulipán, el rescate, un 21 a baloncesto,....sí, falta. Bss y ánimo a R.