28 de agosto de 2011

MIEDOS DE PADRE

Como padre me he familiarizado con el miedo. Y eso es bueno, porque sino podría paralizarnos. Racionalizamos cada riesgo y tratamos de prevenir, y si se produce el fracaso, apoyar y hacer lo necesario para salir del bache. Uno de mis mayores temores son las drogas. Y no tanto a largo plazo, donde uno tiene la esperanza de poder leer entre líneas y, lo dicho, anticiparse. Sino al consumo de un solo día. Cuando hablo de esto con amigos que sí han tomado drogas sintéticas creen que soy alarmista, que no ocurre lo que a mí tanto miedo me da, que una noche consuma una pastilla (o lo que sea) y pueda destrozarle la vida. El Madrid, en un lugar que llaman El Monasterio, cerca de Getafe, tres amigos han sido intoxicados por consumir una sustancia todavía sin definir, de la que se sabe que tenía estramonio. Fue en una fiesta ilegal. Se la dio un desconocido en una botella. Dos de ellos aparecieron muertos (envenenados) a la tarde siguiente y el tercero, que también ha sufrido el envenenamiento, ha tenido que pasar por el hospital. Lo dice la madre de uno de ellos, su hijo era como cualquier otro hijo, que fumaba porros y bebía alcohol. Tal vez fue la primera vez que tomó una sustancia alucinógena. Tal vez no. Fuera como fuere ninguno de los consumos anteriores intervino en el proceso: murió envenenado exclusivamente por lo tomado esa noche. Ahora, cuando mis amigos me pregunte a qué le tengo miedo, sabré poner una ejemplo ¿habéis leído la noticia de “El Monasterio”?

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