28 de marzo de 2024

 Hoy, otro cuento...y quien sabe si algo más: 

LA ECUACIÓN:

            -¿Te masturbas pensando él?- La pregunta la descolocó tanto que soltó una bocanada de humo preventiva en modo de tos. Entonces se dio cuenta de que llevaba demasiado tiempo, otra vez, hablando de su fisioterapeuta, el joven rubio y alto con el que se citaba dos horas a la semana.

            -Pero Isma ¿cómo me preguntas eso? – El gesto de su novio era más de curiosidad analítica que de otra cosa, pero ella estaba tan desconcertada que no supo leer las líneas de su rostro- Sabes perfectamente que yo no me masturbo…

            Era una mentira a medias, o una media verdad, igual de piadosa. Ismael lo sabía. Y si él sabía, a ciencia cierta, que su novia se masturbaba, era evidente que la mentira se escondía en la otra mitad de la ecuación. Nunca había sido bueno en matemáticas, pero volvió a sentir esa minúscula euforia infantil, la de, por fin, haber resuelto la ecuación. No recordaba, eso sí, que fuera tan triste.

Nota: digo que quien sabe si algo más porque este cuento ha nacido, más bien, como inicio de una novela...

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