5 de octubre de 2023

 DELEGAR RESPONSABILIDADES, ESO TAN HUMANO:

Dado que la inteligencia no define la idiosincrasia humana, empeñados en buscar vida inteligente en otros planetas cuando no somos capaces de generalizarla en el nuestro, creo que uno de los elementos definitorios de nuestra especie es nuestra capacidad, diría que innata, para escurrir el bulto. Y de ahí a la delegación de responsabilidades institucionales. Mi favorita fue siempre el tema del agua. El reparto de consumo del mismo se podría resumir en un 63 % por parte de la agricultura, un 26% de la industria y un 11% entre tú, yo y nuestros vecinos en sus casas. Pues nada, invertimos en campañas publicitarias por que yo, dejando el agua abierta mientras me cepillo los dientes, voy a cargarme el planeta. Que sí, que todos los esfuerzos suman, y siempre hay que empezar por uno mismo, pero quizá, viendo como va el asunto, lo primero sería solucionar lo más grande y después darle a lo más pequeño. Escribo esto algo enfadado por un anuncio. Creo que es el cénit del humanocentrismo y de ese delegacionismo de especie que nos caracteriza. No recuerdo la marca, pero sí al anunciante: Calleja. Pues el bueno de Jesús nos invitaba a consumir un producto elaborado con trigo respetuoso con el medio ambiente. No sé, como mínimo el responsable de la marca, el de la empresa de publicidad, los guionistas, cámaras, atrezzo, responsables de sonido, de luz, del catering, el conductor...entre tantas personas rodeando el anuncio ¿ninguna se dio cuenta de que la dichosa frase era una soberana gilipollez? Amigos anunciantes, el trigo siempre va a ser respetuoso con el medio ambiente, somos nosotros los que no lo hacemos. Ojo, que no cunda la idea, que ya me imagino a Greta Thunberg comprándose una cosechadora y a los gobiernos construyendo cárceles para cereales insensibles. En fin, quizá la idiotez es lo que nos define. 

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