SOLIDARIDAD POR COLOR:
Vivo, según una reciente actualización, en el tercer municipio más rico de España. Me resulta muy creíble. Si lanzo la mirada a un par de kilómetros de mi casa puedo elegir cualquier finca e imaginar que entre esa familia y la nuestra ganamos medio millón de euros al año cada uno. Ya sabéis, la falacia de las medias matemáticas que no entienden del reparto real. El caso es que hace un par de años, con la llegada de refugiados ucranianos, en este municipio tan rico, hubo una masiva movilización. De recursos, públicos y privados, y de tiempo. Muchas personas dedicaron tiempo para gestionar la ingente cantidad de donaciones recibidas. Fue emocionante ver la implicación vecinal. Te congratula con el género humano. No escuché a ni un solo político quejarse, ni a un vecino hablar de invasión, de problemas de seguridad o de sanidad. No, los niños, y sus madres (sobre todo, lo padres andaban en la guerra) que llegaban eran blancos, fiables, sanos y nada peligrosos. En cambio, intuyo, porque lo veo en el municipio más rico de España (Pozuelo), muy cerquita del tercero (el mío), al que van llegando (migrantes y quejas) que si nos tocaran cien o doscientos migrantes llegados a las costas canarias, nuestro querido alcalde y sus acólitos, ladrarían con la vacua falsedad de siempre. Porque los negros, y más si son africanos y pobres, ya se sabe, suelen ser más peligrosos.
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