1 de agosto de 2023

 BRUJERÍA Y ESAS COSAS RARAS: 

En Santa María de Ribarteme tienen un tradición, que según parece se remonta al siglo XII, en la que, una vez al año, en la festividad de alguna virgen de cuyo nombre, emulando al de la triste figura, no quiero acordarme, las personas que han sobrepasado algún momento de mala salud pasean a hombros de sus amigos y familiares, dentro de ataúdes, para darle las gracias a las deidades (dioses, vírgenes, para mí son todo lo mismo) por el esfuerzo de mantenerlos con vida; vamos, gracias, yendo en un ataúd, por no necesitarlo. The Guardian la considera la segunda fiesta más peculiar del mundo. Pues resulta que el cura del pueblo ha entrado en batalla con la tradición (por eso no hubo el año pasado). No es una cuestión de pudor, o de estética, o de intrusismo; no, no, que dice el prelado que esta tradición tiene más que ver con la brujería que con la religión. Y pensando en esto, y pensar con la religión de por medio es garantía de ateísmo, creedme, sé de lo que hablo, pensando en ello, digo, debe ser que un Dios que es a la vez su propio hijo, y un espíritu en forma de paloma, que se ha procreado a sí mismo con su futura su madre, en una suerte de zoofilia sagrada pero sin sexo de por medio, porque la madre morirá virgen al lado de un marido que no es el padre del hijo de su suegro que, es así mismo, su propio hijo putativo...digo, que todo eso, según el cura, deben ser ciencias exactas. Ahora lo pillo. 



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