PALABRAS QUE SUMAN Y PALABRAS QUE RESTAN:
¿No os da la impresión de que hay palabras, con independencia de su significado - incluso de la intención de quien las usa- que suman y otras que restan? Por ejemplo: Tercio. No sé, a mi me huele a trinchera, a sudor, a miedo, a Flandes, al siglo XVI. La parte de un todo, como mucho. En cambio, si va acompañada de la palabra Mahou, ya me trae ese primer trago, que pienso debería ser coronado como bien inmaterial de la humanidad; la terracita, los torreznos, las risas, los reencuentros. Mahou (cerveza, por no ser localista) es una de esas palabras que suma.
Luego hay otras que parecen intocables. Como que tienen un significado absoluto, inmaculado, inmutable. De esas que nos llenan la boca, que resuenan en los discursos, que tiñen las camisetas. Paz es uno de los mejores ejemplos. ¿De qué puede ser sospechosa una paz salvo que sea la hija trasto de los vecinos del tercero? De nada...en cambio, cuando viene acompañada de la palabra duradera y, oiga usted, que a mí se me tuerce el gesto. Paz duradera, lo escucho y creo que hay truco. Desconfío. Que la paz ya no me parece tanta paz, que ya no es tan inmutable, porque si no es duradera ¿es paz? En fin, aquí, duradera resta. A eso me refiero.
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