EL PAPA Y EL PECADO:
Ha dicho el Papa, el que sigue vivo, que la homosexualidad no es delito. Para mí esta aseveración tiene la misma relevancia que si se hubiera posicionado sobre el mismo tema el portero del Intercity. Bien, lógico que no te parezca delito porque, entre otras cosas, salvo que VOX de la campanada, seguirá sin serlo. Es como si le preguntaras a un fontanero por la corriente alterna, pues te hablará de oídas. El Papa y las leyes terrenales, idem. Ahora, también dice que hay una diferencia entre delito y pecado. Y ¿por qué nos regala tamaña obviedad? Pues porque la homosexualidad, agárrense las vestiduras sus señorías, sigue siendo pecado. Cuando eso cambie, cuando gracias a quien sea, eso deje de atormentar a los homosexuales creyentes, entonces sí, entonces tendremos muy en consideración las reflexiones pontificias sobre las preferencias sexuales y la ley. Mientras tanto, zapatero a tus zapatos, o para ser más exactos, Santo Padre, dedíquese a sus hostias.
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