CHICAS, PELOTAS Y SENTIDO COMÚN:
Una cosa es una cosa y seis media docena. Yo no defiendo que las mujeres deban tener el mismo rango salarial que los hombres en el fútbol. Igual que un jugador de balonmano nunca pensará ganar lo mismo que un futbolista, por muy equiparable que sean sus niveles. Por eso lo que debemos defender, en uno y en otro campo, es la profesionalidad, una garantía de mínimos y a partir de ahí que las empresas, es decir los clubs, contrapresten e inviertan, que al final esto es un negocio. Las competiciones olímpicas quedan fuera de esta reflexión, porque ahí es el estado el pagador y por tanto no podemos aceptar la cojera: hombres y mujeres deben becarse y premiarse en rigurosa igualdad. Pero de ahí a los gestos, va un abismo. Porque el dinero es el dinero, sí, debe ir y venir, invertirse para retornar. Y una final de supercopa que no llena un estadio de 5 mil personas no puede compararse, en impacto y retorno económico, con otra capaz, si se celebrara donde se debe celebrar, de congregar a decenas de miles de personas. Y digo lo de los gestos por lo que ha hecho la Federación en la entrega de premios de la SuperCopa femenina. Que sí, que lo dice el protocolo (creado por los mismos que lo defienden...) pero estoy seguro de que si alguno de los gerifaltes presentes en el palco hubiera bajado a ponerle la medalla a las esforzadas jugadoras, nadie hubiera protestado tamaña rotura protocolaria. Y después, se cambia el protocolo, porque es absurdo a todas luces. Es verdad que de gestos no se come, que las hipotecas y los libros no los pagan los gestos, pero estos nos retratan y eso si que no tiene precio. Llamemos a las cosas por su nombre, el protocolo es el protocolo y la falta de respeto, un desprecio.
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