Iluminada, Lumi para nosotros, es una mujer especial. De contrastes. Además es la madre de buena parte de mis mejores amigos. Tres mosqueteros (todos para uno y uno para todos) que son pilares fundamentales en mi vida. Lumi es una mujer marcada por el amor y por la enfermedad metal que trató de aislarla del mundo en numerosas ocasiones. Divorciada del hombre al que sigue amando, tuvo que sacar adelante a mis tres amigos, prácticamente sóla. Encontró en la religión, hasta el extremo, la droga que le permitió sacar la cabeza de la ponzoña de la esquizofrenia. Es un caso de libro, estudiado por los especialistas y que todavía sorprende. Estuvo durante años inmiscuída en la secta de Kiko Argüello. Para ella el amor a Dios lo era todo, y por aproximación, amaba con delirio a sus semejantes. Su grado de bondad siempre rozó el infantilismo. Según fue madurando, al tiempo que la secta le exigía más y más implicación, vio la luz que le permitió darse cuenta que estaba cegada. Ahora ronda el ateismo con la misma radicalidad con la que creía que Dios era la luz de su camino. Mientras tanto no dejó de ayudar a sus semejantes como única droga estable. Y su concepto de semejante está muy alejado del que la mayoría de las personas solemos usar, porque semejante es, como debería de serlo para todos, aquel que nada tiene que ver con ella más allá de su condición humana. Ahora, gracias a nuestro ínclito y olímpico ministro de Justicia, va camino de ser una delincuente. Su afán por ayudar le ha llevado a embarcarse en una mini ONG que funda ella sin bases, ni principios más allá del ¿me necesitas? te ayudo. Sus manos son su herramienta fundamental. Sus manos, su desparpajo y sus ganas. Mañosa como buena modista, trabaja pequeños objetos cotidianos, desde mantas para bebés, hasta broches, todo lo que a uno se le pueda ocurrir que alguien pueda hacer en una casa, y los ha estado vendiendo, gracias a la solidadridad de sus vecinos, en un mercado del barrio. El dinero que recauda va íntegramente para inmigrantes que dada la situación de crisis y de indefensión que vive el país, no tienen otra que regresar a sus países. Son vecinos desesperados que la hacen compañía y la escuchan y le cuentan su vida, mientras ella trabaja esos pequeños objetos que tratará de vender. Y lo hace para que no vuelvan con una mano delante y otra detrás. Porque hacerlo, además del estigma del emigrante fracasado, tiene la del emigrante arruinado. Y tal es la presión social a su vuelta que muchos no han podido con ella y se han suicidado.
Gracias Gallardón, poco me faltaba en esta vida por ver, gracias a sus inhumanas iniciativas, cada vez menos. Lumi, como diría Sabina, cuando tu generosidad sin límites te lleve a la cárcel, no te faltará un bocata con lima...tenlo por seguro.
6 comentarios:
Me ha gustado mucho... Esa es la madre que me parió!!!.
Que bonito Larry, has conseguido emocionarme. Q madre mas grande tenemos. Pq es la madre de todos.
Larrey, te has superado... y quizás lo digo porque me toca más de cerca, pero aunque no fuera así, te daría un fuerte aplauso. Y por otra parte, jode mucho que tengan que ser los de siempre los que vengan tocando lo que no suena...
Lo dicho, se que has emocionado a más de uno, a mi uno de ellos, felicidades.
no habia tenido tiempo de leerlo... Sin palabras.
Muy, muy bonito...asi es Lumi. Una vecina.
Publicar un comentario