BULOS:
No diré que estaba en el trabajo para que nos enfade nadie. Alguien dijo "¿habéis escuchado la última ocurrencia de la Montero? que dice que los hombres contaminan más porque se tiran más pedos". Nadie de los que participaban de la conversación puso en duda la noticia, se lanzaron a chascarrillos, improperios y demás rutinas. Yo, en mi habitual silencio, teclee con discreción mi móvil y fácil descubrí que se trataba de un bulo. Y sí, lo reconozco, caí en la tentación y opiné: ¿habéis abierto la posibilidad de que Irene Montero no haya dicho eso? Sirvió de poco. Porque de poco sirve. Como mucho escuchas un "ha dicho tantas tonterías que me creo cualquier cosa". Así funcionan los bulos. Crean una verdad de cartón piedra muy creíble y muy resistente. Son como escenarios de película en los que se instala la gente sin molestarse de que detrás de la pared falsa está la tramoya de la mentira. Haz un bulo que algo queda, el refranero debe actualizarse.
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