12 de octubre de 2011

LAS COSAS GRANDES

Decíamos hace nada que la muerte nos igualaba a todos. Pues en el mundo de la oficina no es necesario llegar tan lejos, cuando los baños no están segregados por categorías y todos y cada uno de los miembros masculinos, y nunca mejor dicho, miccionan en el mismo habitáculo, no hay mejor manera de igualarse. Me explico, da igual que seas director general, presidente de la compañía o un simple becario. Todo eso se queda en un segundo plano, porque por muy grande que sea tu nómina, por mucho poder que goces en los estatutos empresariales, la importancia de lo que tengas entre manos en ese momento no tendrá nada, pero nada que ver con eso. Ahí es donde las cosas grandes e importantes no entienden de categorías laborales. Y eso mola.

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