Fiesta familiar. Acudimos con el coche grande, el de papi. Cuando vamos los cuatro papá siempre conduce, dice que le gusta. Mamá sólo conduce cuando no va papá, dice que le gusta ir de copiloto con papi. Los papis se lo pasan en grande con los mayores, hablando de sus cosas, riendo, comiendo y bebiendo. Nosotros, en nuestro mundo, un metro más abajo, también hacemos lo que podemos. Papá va mucho a un sitio que se llama nevera y saca, para él y para los demás, unas botellitas verdes con una pegatina que saborea como si estuvieran muy ricas. A mí no me dejan probarlas. Mamá las toma pero de otro color, yo diría que no están tan ricas, por lo menos no tienen tanto éxito. Termina la fiesta y volvemos a casa. Besos, abrazos y despedidas. Papá y mamá hablan. Papá le dice algo a mami y le da las llaves del coche. No va a conducir. Es extraño. Llegamos a casa, cansados, yo creo que hasta dormidos, porque hoy ya es por la mañana…
Como autor tengo serias dudas de la metáfora de esta historia basada en hechos reales, porque ¿qué mensaje han recibido mis hijos?¿que su padre es muy prudente y deja conducir a mamá cuando ha bebido o que su padre es un irresponsable que sabiendo que tenía que conducir ha bebido y así mamá ha tenido que traer el coche?¿Es más, que representa el alcohol para ellos?¿algo bueno porque la gente se ríe o algo malo porque no te deja conducir?
1 comentario:
Seguro ni se fijaron, ellos con jugar y volver fritos en el coche, tienen suficiente...ahora conduce papá, ahora conduce mamá...
Publicar un comentario