Le ha ocurrido siempre. Es escuchar la canción y sentirse bien, protegido, feliz, con una sonrisa. Nunca supó la verdadera razón hasta que revisando las viejas cosas de su padre encontró un video polvoriento. Buscó un equipo donde ponerlo y ahí se vio, diminuto, recién nacido, en brazos de su padre, que canturreaba "echo de menos, el crujir de tus tostadas...".
16 de junio de 2008
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1 comentario:
Eso me pasa a mí con los ritmos muy marcados.... Debe de ser que me recuerdan el cálido golpeteo del corazón materno.... UY UY UY... ¿vuelta al útero materno?
¿ al corazón del tórax del amado ?
Tú ahora lo tienes fáci: con comtemplar el dulce dormir de tu Huguito, ante eso se desdibujan todos nuestros demonios...¡Aprovecha!
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