ASÍ ESTÁN, Y ASÍ NOS IRÁ:
Dice Biden, el presidente candidato, que solo si el altísimo, que no es Gasol, sino el Dios de su creencia, bajara y le pidiera que abandonara la carrera por la reelección, decidiría dejarlo. Pero, claro, Dios, su Dios, no va a bajar a darle esa orden porque está muy ocupado salvándole la vida a su oponente, el inclasificable Trump.
No es broma. Salvo la parte en la que Dios no llegue a ocuparse de ambas cosas, ese chascarrillo es de la casa. Uno de esos dos tipos, salvo giro de última hora, será el responsable del botón rojo, ese que nos mandaría a todos al hiperespacio. Cualquiera de los dos será el jefe del país más poderoso y expansivo en el ejercicio de su poder, del mundo. Dos tipos que ponen su futuro en manos de Dios, y por ende, el de la humanidad. No hemos aprendido nada desde los tiempos de los egipcios. Dios, siempre Dios, para llenar el hueco de nuestra inoperancia. Y para cerrar el círculo del esperpento, el mismísimo Hulk partiéndose la camisa, como Camarón...No vamos a extinguir.
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