ELNAZ LA VALIENTE:
Puede que os suene, se llama Elnaz Rakabi, y es una jovencísima escaladora iraní. Ella tuvo la sencilla, simple y desgarradora valentía de competir con el pelo suelto. Y digo desgarradora porque ahora, según algunos medios, está desaparecida. Y no es que tenga más datos que la intuición, casi matemática, pero tiene muy mala pinta. Ojala y esté escondida, por miedo, en algún rincón de Seul, donde competía, que de lo malo será lo menos malo. Porque si la desaparición tiene algo que ver con las autoridades tiránicas contra las que protesta, es muy probable que el ascenso del otro día, melena al viento, sea el último de su vida. Perdonadme el pesimismo. Y en este sentido tengo una especie de dicotomía que me persigue desde hace décadas, en una coctelera que es mi sesera, en la que se mezclan los principios arraigados, la defensa a ultranza de la libertad y la igualdad y una cobardía y oportunismo solo superados por mi enraizado egoísmo. Porque pienso que sin personas como Elnaz no lograremos avanzar, que siempre se ha hecho gracias a estas y estos valientes, capaces de supeditar su propia seguridad por unos ideales o principios, o como los queramos llamar. Pero si me preguntas y he de contestarte con sinceridad, creo que ninguna idea merece una vida. Así que en estas me encuentro, aplaudiendo la valentía de la escaladora a la que, si hubiera podido, hubiera intentado convencer para que no lo hiciera...
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