20 de octubre de 2022

 ESTAS COSAS...PASAN:


 

Cuando nació nuestro hijo mayor, en 10 días hará 18 años, el primer día, en el hospital, llegó una enfermera y nos dijo que se lo tenía que llevar a realizarle unas pruebas. Hubo un poco de miedo natural, ciertos prejuicios porque ¿cómo describirlo? el aspecto y las maneras de moverse y comunicarse de la profesional despertaron nuestro recelo (¿prejuicios?); y también la extrañeza de los novatos ante algo inesperado: nuestro hijo acababa de nacer y lo separaban de nuestro lado por primera vez. El caso es que fue una media hora, o poco más, bastante larga. Cuando la enfermera regresó con nuestro hijo, primero me sentí aliviado, y luego un poco enfadado conmigo mismo por mal pensar, por dejarme llevar por el miedo, por los prejuicios o por lo que fuera. Hoy, cuando he conocido el caso del bebé robado en el hospital de Basurto, se me han puesto los pelos como escarpias y he regresado, con un nudo en el estómago, a aquella habitación en la que nuestra vida acababa de cambiar para siempre y una enfermera, a la que no habíamos visto jamás, nos dijo que se lleva a nuestro hijo para hacerle unas pruebas...

1 comentario:

Santiago Rodelgo dijo...

Como padres, el miedo por nuestros hijos no es un estado de ánimo pasajero, permanece siempre y hay que aprender a convivir con él, pero viendo las cosas que ocurren en el mundo, es terriblemente complicado desprenderse de ese temor. Nos toca llevarlo a cuestas de por vida.