28 de octubre de 2022

 TEATRO: 

Si soy sincero, y sobre todo si lo comparo con el cine, he de reconocer que no me gusta el teatro.

Esa es la evidencia, ahora vamos con la explicación. Escucho mucho la radio, cuando llama un oyente y se empieza a trabajar, o un periodista lo pasa mal, sobre todo cuando lo intuyo, mi primer impulso es apagar. Sí, prefiero no compartir su mal rato. Así soy de egoísta. Y me pasa lo mismo con los enviados especiales, los presentadores, no me gusta que se equivoquen, hago míos sus malos ratos. Tampoco llevo especialmente bien que me sirvan, en el sentido más servil de la palabra. Cuando he ido (sí, alguna vez he ido...) a uno de esos sitios de postín que te quitan la chaqueta, o te mueven la silla para que te sientes, en lugar de agradecerlo, me incomodo. Me pasaría igual si tuviera servicio en casa, dudo que pudiera comer teniendo a alguien a mi alrededor mirando si tengo la servilleta limpia, si el segundo plato ha tardado demasiado, si la copa está vacía. Al cine voy a escapar. Sí, cuando la película cumple unos mínimos de calidad (de eso hablaré en otro post) me olvido de todo durante dos horas, y hago la historia como mía. En cambio en el teatro no me ocurre lo mismo. Es como cuando te duermes, pero no te duermes, esa especie de duermevela. Pues así estoy yo en una butaca de un teatro, que me dejo, que no me dejo llevar por la historia, siempre sufriendo por el posible fallo, siempre incómodo porque están actuando para mí...Tranquilos, voy a terapia, se llama Inma, y me lleva de vez en cuando a un espectáculo para ver si me curo...

25 de octubre de 2022

 PROTESTAR:



Parto de una premisa casi histórica: ningún derecho se logró sentado en un sillón. El ruido, la lucha, incluso la violencia, son moneda de cambio para avanzar. Es así, negarlo sería absurdo. Eso no significa que todo valga. Lo digo por las protestas que se han realizado recientemente contra obras de arte. Y no me vale el argumento de que los cuadros no tienen la culpa de la desidia gubernamental y social generalizada contra el cambio climático. Porque tampoco tenían culpa los contenedores quemados de aquellos derechos logrados en marchas sindicales. Es simplemente lo colectivo, lo efímero y lo eterno. También harían ruido, mucho ruido, yendo a un famoso parque natural y talando el árbol más famoso. Pero no se les ocurriría, porque el árbol es insustituible. Eso pasa con una obra de arte. Es única y nos pertenece a todos. Un contenedor, al final, es una partida presupuestaria. Ocurre que mi pareja, hablando sobre esto, me preguntó si creía que era casualidad que todos los cuadros atacados estuvieran protegidos por un cristal, lo que ha hecho que la obra en sí no sufriera ningún daño. Porque la verdad, casi siempre, se esconde en los detalles...

24 de octubre de 2022

 TRIS TRAS:

Veo los movimientos en los banquillos de los gobiernos ajenos con una voluntaria distancia. Como el que acude a un estadio sin ser de ninguno de los dos equipos, pierda quien pierda, terminas disfrutando. No me ha ocurrido lo mismo con el primer ministro más breve de la historia de la Gran Bretaña, si descartamos uno que murió por tuberculosis. Hablo de Liz Truss, la efímera. Y no es que me uniera vinculación anímica, ideológica, personal o incluso biológica con una tipa que ni me iba ni me venía antes de llegar al gobierno y que después siguió en la misma línea. Son los motivos. Ha decidido abandonar porque su buque insignia, la reforma fiscal, casi genera un mini crack del 27 a la inglesa. Han estado a punto de salir los muy ricos con sus caballos a tratar de cortarle la cabeza a Liz con sus palos de polo. Mejor suerte hubieran tenido que los ricos en Madrid, hace no tanto, buscando en google que era una cacerola, al menos ellos sabrían donde guardaban el "arma". El caso es que haya tenido que salir por patas una política cuya única osadía ha sido mencionar, solo mencionar, la idea de bajarles los impuestos a los ricos, me parece, desde mi cojera de pie izquierdo, una funesta noticia. No sé con que hemos topado, amigo Sancho, pero molinos no son...y topamos, y topamos, y topamos...

20 de octubre de 2022

 ESTAS COSAS...PASAN:


 

Cuando nació nuestro hijo mayor, en 10 días hará 18 años, el primer día, en el hospital, llegó una enfermera y nos dijo que se lo tenía que llevar a realizarle unas pruebas. Hubo un poco de miedo natural, ciertos prejuicios porque ¿cómo describirlo? el aspecto y las maneras de moverse y comunicarse de la profesional despertaron nuestro recelo (¿prejuicios?); y también la extrañeza de los novatos ante algo inesperado: nuestro hijo acababa de nacer y lo separaban de nuestro lado por primera vez. El caso es que fue una media hora, o poco más, bastante larga. Cuando la enfermera regresó con nuestro hijo, primero me sentí aliviado, y luego un poco enfadado conmigo mismo por mal pensar, por dejarme llevar por el miedo, por los prejuicios o por lo que fuera. Hoy, cuando he conocido el caso del bebé robado en el hospital de Basurto, se me han puesto los pelos como escarpias y he regresado, con un nudo en el estómago, a aquella habitación en la que nuestra vida acababa de cambiar para siempre y una enfermera, a la que no habíamos visto jamás, nos dijo que se lleva a nuestro hijo para hacerle unas pruebas...

19 de octubre de 2022

 BECARIOS: 

Se está negociando un nuevo estatuto del becario. Así, a bote pronto, he leído que va a suponer una remuneración obligatoria, la imposibilidad de trabajo por turnos o de horario nocturno; estos tendrán los mismos derechos que el resto de trabajadores. Deberán estar dados de alta en la Seguridad Social. No podrán superar el 22% de la plantilla. Que sea necesario regular esto significa que estas prácticas no son las habituales. Es decir, trabajan sin cobrar, por turnos, por la noche y las empresas preñan sus plantillas de aprendices para abaratar costes sin ningún interés académico. Eso, que ya es de por sí triste, no es lo más triste de todo, sino que la patronal haya entrado en una de sus pataletas rompiendo la baraja. Que no, que no quieren que los becarios tengan estos derechos. Muchos me decís que, camino de los cincuenta, es buen momento, no ya para limar mis cojeras, que estamos en ello, sin mucho afán, todo sea dicho, sino para abandonar de forma definitiva mi rencor de clase. Pero es que me lo ponen difícil, muy, muy difícil...

18 de octubre de 2022

 ELNAZ LA VALIENTE: 



Puede que os suene, se llama Elnaz Rakabi, y es una jovencísima escaladora iraní. Ella tuvo la sencilla, simple y desgarradora valentía de competir con el pelo suelto. Y digo desgarradora porque ahora, según algunos medios, está desaparecida. Y no es que tenga más datos que la intuición, casi matemática, pero tiene muy mala pinta. Ojala y esté escondida, por miedo, en algún rincón de Seul, donde competía, que de lo malo será lo menos malo. Porque si la desaparición tiene algo que ver con las autoridades tiránicas contra las que protesta, es muy probable que el ascenso del otro día, melena al viento, sea el último de su vida.  Perdonadme el pesimismo. Y en este sentido tengo una especie de dicotomía que me persigue desde hace décadas, en una coctelera que es mi sesera, en la que se mezclan los principios arraigados, la defensa a ultranza de la libertad y la igualdad y una cobardía y oportunismo solo superados por mi enraizado egoísmo. Porque pienso que sin personas como Elnaz no lograremos avanzar, que siempre se ha hecho gracias a estas y estos valientes, capaces de supeditar su propia seguridad por unos ideales o principios, o como los queramos llamar. Pero si me preguntas y he de contestarte con sinceridad, creo que ninguna idea merece una vida. Así que en estas me encuentro, aplaudiendo la valentía de la escaladora a la que, si hubiera podido, hubiera intentado convencer para que no lo hiciera...

17 de octubre de 2022

 EDUCAR EN LA MEMORIA: 



¿Os imagináis en España a los estudiantes acudiendo a campos de trabajo o a centros de represión franquistas? Veríamos a Abascal, al grito de ¡vamos a volver al 36! sacando espuma por la boca y a Ortega Smith colapsando después de cinco días seguidos fabricando, con sus propias manos ensangrentadas, pins parentales para inocular a la vulnerable población escolar. Pues eso hacen en Alemania. No lo de fabricar pins, ni cantar que van a volver al 33, cuando Hitler ganó las elecciones, entre otras cosas porque allí, raros que son los teutones, la exaltación del fascismo es delito. Digo que los estudiantes acuden a los campos de concentración, convertidos en museos, para que aprendan del pasado, para que no olviden. Y esto que parece de perogrullo, hoy en día, donde prolifera el terraplanismos y el negacionismo, es de vital importancia para crear generaciones educadas en la memoria. Aquello de no repetir errores ¿os suena? Pues eso, es que no se me ocurre más que decir sobre algo tan obvio...

14 de octubre de 2022

 ABASCALUX Y CHAQUETERUX Y LAS TRADICIONES ROMANAS...





13 de octubre de 2022

 SOLUCIONES:



Bernanke, Diamong y Dybing. No, no son la mítica delantera del Liverpool de los setenta. Son el último Nobel de economía. Entre otras cosas por su certero análisis de la crisis. Y perdonad, porque esto lo va a escribir quien tiene micro conocimientos en macro economía y macro problemas en micro economía, pero creo que a los economistas, en lo global, como colectivo, les falta un hervor. Me explico. Imaginad: tienes una gotera, viene el fontanero, te mira, te remira, muy profesional él y te dice, pues esto es la junta del metatarsio del endecasílabo concatenado con la curvatura de la x...por decir algo. Ah, pues muy bien, me lo arregla ¿verdad? Uy, no, no, yo es que solo analizo, no sé arreglarlo. Así el mecánico, el albañil, el electricista: todos te explican por qué ha dejado de funcionarte lo que te ha dejado de funcionar, pero ninguno te ofrece una solución. Eso son, y perdonad por enésima vez mis cojeras, lo que hacen los economistas, analizar, y analizar, y venga a analizar...Sobran economistas y lo que nos faltan son solucionaistas. 

12 de octubre de 2022

 MACHISMO...POR ENÉSIMA VEZ: 

El presidente del consejo de médicos andaluz, el muy casposo Antonio Aguado, dice que las mujeres son lesivas para la sanidad porque tienen que cuidar a la familia, y faltan más al trabajo, entre otras lindezas. 

Voy a hablar de lo que sé. Llevo trabajando desde los dieciocho años. En estos ya camino de treinta y dos, como es lógico, las he visto de todos los colores. A las mujeres, digo. Pues por cada diez que he conocido más implicadas en el cuidado de la familia, sobre todo de los hijos, he encontrado un hombre a la inversa, siendo muy generoso, y en muchos momentos de mi vida familiar me incluyo. No me meto yo en el reparto de tareas en cada casa, salvo que me pregunten. Así que parece que le estoy dando la razón al Galeno rancio. Pero no. Porque no recuerdo una sola mujer, y no es una frase a favor de galería, que perdiera el ritmo de trabajo, que no cumpliera, que no compensara, que no estuviera al quite por culpa del lastre de su hogar. Es más, las personas que he conocido, que no son pocas, afines al escaqueo, no han quedado en mi retina asociadas a un género; pero eso sí, si hiciera una retrospectiva oportunista, y poco fiable, lo se, encontraría más bigotes que uñas pintadas. Creo que la mujer sigue trabajando más en casa que nosotros. Por lo general. Pero no redunda en su rendimiento laboral sino en su nivel de estrés. En lo particular, por suerte, lo que veo es que cada pareja se reparte el trabajo como puede y/o quiere. Eso sí, ni una sola persona de mi entorno, hombre o mujer, cercana a mi edad, me ha venido con el cuento de que fulana o mengano, es decir, la parte contratante, no hace ni el "güevo" en casa. Tirando hacia atrás era casi un mantra. Así que me da por ser pelín optimista en este sentido. Algo hemos logrado cambiar. Que los gritos cavernícolas, en lo metafórico y en lo real, no nos desvíen del objetivo. 

10 de octubre de 2022

 PROFESIONALES: 

No sé si los libros refraneros llevan fotos adjuntas, pero si quieren un ejemplo para uno de ellos, que me pongan a mí en el de "aprendiz de mucho, maestro de nada". En el aspecto creador, diría que incluso en todos los ámbitos, no me considero experto en nada. Chapurreo la guitarra, chapurreo la escritura, chapurreo la edición de videos...pero no soy "bilingüe" en ninguno. Admiro a los profesionales, en cualquiera de los campos. Y son ellos los que me hacen evidente mi nivel. Os pongo dos ejemplos benignos, que en ambos casos me hicieron sentir bien. Me ha ocurrido con mis amigos músicos, por ejemplos los hermanos Corral (guitarrista, percusionista y violinista). Hace años en El trastero tuvimos un concurso de cuentos y el primer año me atreví incluso a organizar una fiesta de entrega. Pues para amenizarla me echaron una mano con sus instrumentos y me dejaron participar en algunas piezas con la guitarra. Fue abrumador sentirme arropado por su profesionalidad, que mis acordes torpes encajaran con sus dedos profesionales, además de evidenciar nuestra distancia, me hicieron sentirme por unos segundos músico. Como fue efímera esa sensación, no me costó el regreso al garrafonismo que me caracteriza, siendo consciente de mi lugar entre las notas. Me pasó algo parecido con mi amiga Ana. Quería hacer un video motivador para la semifinal del campeonato de Madrid que jugaba el equipo de mi hijo. La música, la idea, las imágenes las hice yo...pero como quería darle un puntito superior, le pedí a Ana, profesional en esto, que le pusiera voz al texto. Su voz se elevó por encima de mi creación, arrastrándola cerca del profesionalismo. Incluso algunos pensaron que había "robado" partes del video. 

Da gusto crear con profesionales, aunque te hagan sentir pequeño. Desde esa pequeñez también se puede disfrutar. 

7 de octubre de 2022

 LAS CAVERNAS ILUSTRADAS: 

Dicen del metaverso que nos permitirá vivir casi en primera persona momentos del pasado, como si estuviéramos allí. En España eso ocurre desde hace mucho, a poco que pongas atención puedes volver a las cavernas y vivirlo en primera persona. Nos han dado otro ejemplo, de los muchos que puedes encontrar, una buena parte de los alumnos de un colegio mayor en Madrid. No voy a dar detalles, que seguro que habéis visto el famoso video que empieza con una "zorras "salir" de la madriguera". Ya siendo universitario esperaba, cuando menos, un imperativo en condiciones. Aunque eso es mucho pedir. Y no sé qué me pone más triste, si el hecho de que salir a insultar a tus congéneres, sin ambages, sin un mínimo de disimulo o talento, sea considerado una broma inocua; que la tradición siga viva años después como si tradición fuera sinónimo de inmundicia e inmunidad; o pensar que alguno, o muchos, o todos, creyeran que con aquella berrea de insultos pudieran estar poniendo la primera piedra de una futra conquista; o que buena parte de las alumnas insultadas hayan salido a hablar sobre el asunto y lo hayan hecho para defender a sus compañeros. Sí, sí que lo sé. Es esto último lo que más triste me pone. Estoy seguro de que lo que voy a escribir no gustará, pero no puedo evitar trazar una línea recta entre estas mujeres que con veinte años consideran divertido y una tradición defendible ser insultadas por el hecho de ser mujeres y las que luego, años después, aparecen en los informativos...Lo siento si escuece, pero es lo que pienso. La parte que me toca como padre es educar al candidato a participar del esperpento vergonzoso y vergonzante que nos retrata como sociedad que tropieza una y otra vez con el mismo machismo, pero como parte de la sociedad que soy no puedo eludir la responsabilidad que nos queda de educar a esas niñas y mujeres en la defensa de su dignidad, presente, que será parte de su seguridad física, no lo olvidemos, futura. 

6 de octubre de 2022

 DROGAS Y CULPA:

Cada vez que voy a comprar droga me siento culpable. Sí, camino por la calle como si fuera desnudo. Me da la impresión de que por la acera me miran y piensan ahí va, el Larrey otra vez al vicio. Creo que hay tres servicios recurrente que repelo con irracional encono: echar gasolina, cortarme el pelo y la compra de mis dosis. Me gustaría reprimirlas las tres. Con la melena vamos por buen camino (teletrabajo mediante), con el gasoil más o menos lo mismo (idem) pero con las drogas...ahí llevo una mala racha. Y no me hagáis sentir más culpable. No es nada fácil convivir con el dolor, como diría el poeta, quien lo probó lo sabe. Por eso cada cierto tiempo acudo a mi proveedor (-dora, en este caso) con mi tarjetita de la Sanidad Pública y pido mis apechusques para el dolor. La mascarilla no ayuda, la verdad, porque ella sabe quien soy y le da a todo un aire todavía más clandestino. En fin, me gustaría no depender de la química, y trato de cuidarme, sin obviar que mi vicio por la espuma resta, pero os aseguro que el dolor recurrente, cuando no crónico, es incompatible con ciertos principios. Si, lo de siempre...

4 de octubre de 2022

 Y QUE NO LO ENTIENDO: 


El supremo ha rebajado la condena a un hombre que degolló a su pareja tras asestarle más de ochenta puñaladas delante de sus hijas, a las que abandonó junto al cadáver de su madre. Y la rebaja, que pasa de los 37 a los 29 años, mayor a la suma de la edad de sus hijas cuando asesinó a su madre, se produce porque éstas, según el juez, no tienen un certificado médico que acredite las lesiones psíquicas sufridas por presenciar la brutal muerte de su madre y quedarse junto al cuerpo sin vida hasta que fueron rescatadas. Que ni quito ni pongo rey, entendiendo corona como más o menos años, que tanto 29 como 37 me parecen razonables, sino que reflexiono sobre el hecho de la rebaja y que se trata de una mujer muerta, de hijas huérfanas, de un asesino hombre, de un hilar fino, fino, muy fino por parte de la judicatura... No creo en las casualidades. Perdonadme la cojera. Pero esto huele a lo que huele. Mal, sobre todo mal, muy mal. Que supongo que ser más papista que el papa a más de uno se la pone dura, pero yo con estos machirulos ultranormalistas con el mazo me acuerdo casi siempre de la madre del topo...y si necesita de un certificado médico para entender el sufrimiento, de por vida, de esas criaturas, es que quien necesita un certificado médico es él, o quien dicta las leyes. O ambos, que suelen ser del mismo palo.