Un niño de siete años llamó a la policía. Tuvo la serenidad suficiente para buscar un teléfono, recordar un número que no por casualidad había memorizado, dar la dirección exacta de su vivienda y contar con brevedad y detalle lo que estaba ocurriendo. Todo esto mientras la pareja de su madre la emprendía a tortas con ella. No era la primera vez, y este niño, un valiente, supo que hacer ¿Y su madre? Y que me perdonen todas las mujeres maltratadas, pero no la entiendo. Si no es la primera vez ¿qué hace con esa persona?¿qué espera?¿que su hijo termine huérfano o acabe haciendo una locura fruto de la desesperación de ver a su madre sufrir y sufrir? Lo sé, sé que es arriesgado hacer juicios de valor desde la masculina barrera, pero es que ya es hora de que la mujer, como entidad, despierte. Que no hay vuelta atrás, que no hay "voy a cambiarlo" ni es cierto que "no sea tan mala persona" si te pega y te humilla y no te respeta. No, el que es violento hoy lo será mañana, y pasado más. También sé que el miedo atenaza, y que es tentador pensar que el tortazo es el mal menor. Pero no es así. No sé cómo ni cuando la sociedad encontrará una herramienta para, por lo menos, proteger la vida de quienes dan el paso de denunciar y abandonar al maltratador. Pero desde luego que peor les irá y nos irá a todos si no somos capaces de dar ese paso. Mujer, al primer síntoma, portazo. Sobramos hombres en el mundo para aguntar. No sé como explicarlo mejor.
25 de abril de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario