SALAS VACÍAS

No me imagino a Cristiano Ronaldo culpando a los bares que emiten los partidos en directo de que el blanco de las butacas de la Castellana luzca más que las banderas y las camisetas de los seguidores. No me imagino a Florentino haciendo una rueda de prensa para culpar de la mala salud de las arcas merengues a los puestos de mercadillo que venden las camisetas falsificadas a cuatro euros. Entonces ¿por qué algunos directores, actores y músicos se empeñan una y otra vez en escudarse en las descargas ilegales? Me da la impresión de que les han venido de perlas, porque así no tienen que reconocer lo que es evidente: su arte no llega. Es inmoral que un futbolista gane lo que gane, pero al menos él no me va a echar la culpa si la pelotita no entra. Una caterva de artistas bastante definidas y bautistas, anda por ahí apretando los dientes contra todo routter viviente, creyendo haber encontrado la razón de sus desdichas. No, señores. Si para llevar a mi familia al cine tengo que gastarme 50 euros tenga por seguro que me pensaré muy mucho ir a ver una película de la que no tenga la certeza me vaya a gustar. Esperaré a que la pongan en Tele5. Con esos precios uno no puede ir a ver si está bien. O comprarse un disco ¿quién se gasta 20 euros en algo para ver si puede gustarle? Ilegalicen lo que quieran, pero no me cuelguen el muerto: yo voy al cine si me da la gana. Me compro un disco si me da la gana. Las razones por las que lo haga o lo deje de hacer entran dentro de mi ámbito privado, así que no me toquen la cartera, que si les damos coba al final a Kennedy lo mató la banda ancha.