Me asusta que el principio de Gecko Turner se convierta en un axioma del comunismo moderno, bravucón y reciclado. El día que Anguita anuncie con un adidas multicolor que vuelve a la política, renuncio a mis principios bakunianos, por la gloria de mi madre. Quizá es que en la sanidad cubana haya una tradición post operatoria que desconocemos en occidente. Primero fue el barbudo ex-revolucionario metido a dictador, que después de una serie de operaciones se apuntó al chandalismo dominguero, que consiste, básicamente, en ponerse el chándal para no hacer deporte. Su coetáneo ideológico y casi geográfico, bolivariano, para más señas, también ha sido azotado por los rigores de la salud. Y a su vuelta, también de la sanidad cubana, oh sorpresa del Dios Marx, ha regresado en chándal, como su procer compañero. Y buena parte del pueblo venezolano lo celebra echándose a la calle, que le dejen un hueco en el asfalto que Chavez vuelve con ganas de correr los cien metros chorrada libre. Es este un garrulismo deportivo y de marca, que quizá se nutra de la adicción a las tabletas de nuestro ex-presidente, y del que ya se jactaron otros dictadores como nuestro gran pescador Paquito Rana, o su no menos dictador ministro gallego en bañador por Palomares, que sin ser una novedad, está tomando una fuerza preocupante al otro lado del charco. Me inquieta, no lo niego, que lo que hasta ahora por estas tierraas llamábamos "chándal de yonki" pase a denominarse, gracias a estos grandes hombres, el chándal comunista. Lo dicho, renuncio a mi carné revolucionario garrafón.
6 de julio de 2011
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1 comentario:
ahora no se pero acuerdate cuando eramos pequeños, todos teniamos una vecina que bajaba la basura en chandal y taconazo.
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