DEPORTE, FOROFISMO Y HACERSE MAYOR:
Mis hijos no lo entienden. Yo a ellos sí. Es cosa de la edad. La madurez, que, por otro lado, y más en esto de las aficiones deportivas, no llega a todos con el mismo rigor. Con veinte años disfrutaba de la polémica, entraba al trapo, digamos que, como forofo, me besaba el escudo. Símil muy apropiado. Luego te vas dando cuenta de que no es para tanto y que lo más inteligente es disfrutar de lo bueno y sufrir lo menos posible. ¿Fácil? No, para nada. Pero hay que intentarlo. Y también te das cuenta de cosas como que en los otros equipos también hay gente a la que quieres, con lo que ¿por qué no alegrarse por ellos? Eso no me resultó tan difícil. Con esa premisa, y por el medio un entrenador (Mourinho) que casi me hizo renegar de mi afición blanca, he llegado a un punto en el que, sin dejar de ponerme nervioso, no pierdo las formas con el fútbol, que casi siempre veo en la intimidad, y jamás resulto ofensivo. Y como madridista, disfruto de los jugadores elegantes, en la victoria y en la derrota. Y eso es lo que mis hijos no entienden. Ayer, que el Madrid pasó por suerte (no para nosotros, sino por lo que supone de suerte eso de las tandas de penaltis) a cuartos de la Champions, Vinicius tuvo la brillante idea de poner su chaqueta en el césped, escudo bien visible, y dedicar el gesto a la afición rojiblanca. Que qué hubiera hecho yo si me hubiera colgado de un puente un muñeco con mi cara y mi nombre. Eso me dijeron mis herederos. Bien, yo no soy jugador del Real Madrid, ni me debo, mientras visto esa camiseta, a los principios de la empresa que me paga. Yo mismo, en mi día a día, puedo permitirme ser maleducado, es mi responsabilidad, en cambio, si estoy trabajando y represento a mi empresa, la exigencia es otra. El problema es que buena parte de quien dirige la empresa que paga a Vinicius es también un forofo, porque sí no hoy, el director de la misma, llamaría a consultas al jugador y le exigiría el respeto debido a la afición contraria que, como no es profesional, la afición, digo, tiene derecho a meter la pata. Tenemos que diferenciar aficionados y profesionales, a la hora de exigir respeto. En eso el fútbol tiene mucho que aprender del baloncesto. Estoy casi seguro de que dentro de treinta años mis hijos pensarán algo muy parecido...espero. En eso estamos.
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