3 de julio de 2023

 CAMPEONES DEL MUNDO:    

Mi pasión por el basket tiene día de inicio, y hasta os diría que hora, la de la final de Los Angeles 84. Mi primer gran héroe de la canasta fue Michael y a la par el gran Fernando Martín. Era una época en la que en los colegios no había aros en los patios y rara era la casa en la que, junto al balón de fútbol, hubiera una pelota de basket. Desde ahí mi afición por el deporte de la canasta fue creciendo, y creciendo, y creciendo, en praxis y como espectador, hasta usurparle el trono al todo poderoso fútbol. Y la Roja, la familia como la llamamos desde los Gasol, Navarro y compañía, la selección ha sido mi estandarte. Pegado a la televisión no hay nada que me altere el ánimo, nada, absolutamente nada, como un final apretado de la selección. Ayer volvió a ser uno de esos momentos. Fuera de casa, con el móvil, daba igual. La sub 19, la generación de mi hijo, chavales contra los que él ha jugado, que los hemos visto crecer, fueron campeones del mundo. Repetidlo porque suena como lo que es: son el mejor equipo del mundo de jugadores nacidos en el 2004. ¡Del mundo! Ese hito recuerda el de la generación de oro del basket, cuando en 1999 vencieron en la final del mundial junior a todo un Estados Unidos. Pues la historia se repite, y a mí se me hacen los dedos ali up pensando en los que ya están ahí, como Usman Garuba, Juan Núñez (del mismo equipo que mi hijo...) o Santi Aldama; los que vienen de esta generación campeona del mundo como Izan Almansa (ojo con este tipo, si le respetan las lesiones puede cambiar la historia de nuestro baloncesto) y los que viene todavía más atrás como Aday Mara. En todos los campeonatos que se han jugado de categorías inferiores este año, a nivel europeo o mundial, hubo una selección española en la final. Llamadme friki, pero en dos campeonatos tenemos el quinteto titular y la mitad del banquillo de nuestra selección en la NBA...¿os suena eso? Yo empiezo a disfrutarlo ya. Ser campeones del mundo otra vez no es una quimera. Es cuestión de tiempo.



Gracias, chicos. 

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