ES DE AGRADECIDOS: 

He llamado a mi banco. Un cargo había llegado donde no debía y temía estuviera impagado. Diez segundos aguantando a una filtradora digital y me atiende Marisa, por ponerle un nombre. Muy afable y eficaz, en unos cuatro minutos hemos podido resolver, sobre la marcha, la incidencia y, no solo eso, sino que hemos puesto medidas para que no se repitiera. Perdonadme la arrogancia, pero me voy a permitir el lujo de este acceso de egocentrismo: me han tratado como me gusta tratar a mí a los clientes, internos y externos, cuando trato con ellos. 

He recibido un email pidiendo la valoración de esta gestión. Podría haberlo borrado o responder con una simple valoración entre 0 y 10. Pero al hacerlo me ha abierto una encuesta algo más amplia. Menos de dos minutos me ha llevado. No solo lo veo acorde al refranero tan sabio y su es de bien nacidos...sino que si queremos que las buenas gestiones cundan, no podemos solo hacer visibles con nuestras quejas cuando no lo son. Desconozco si la persona que ha gestionado mi incidencia recibirá esta información o solo será una gestión global del blanco para salir en el "poguerpoin" del Q3 de turno, pero por mí que no quede. Es de bien nacidos...

 

Portada: Gustavo Corral

MI NOVELA Y EL JUEGO DE LAS LLAVES: 

El 11 de junio de 2014 terminé mi novela "Trío de parejas". La historia, en esencia, gira entorno a la capacidad del ser humano para aceptar o no una infidelidad voluntaria y acordada. Tres parejas, tres amigos de toda la vida, comparten un fin de semana rural. Uno de ellos propone el juego de las habitaciones. Las mujeres seleccionan primero una habitación al azar, sin saber el resto cual de ellas es, y esperan al hombre, que hará lo mismo. El organizador es aficionado a la magia, un auténtico trilero...

Un año después de decidí a autoeditarla, cien copias de las que, gracias a amigos y familia, vendí casi todas. 

Ahora, si vais a ver la película "El juego de las llaves" por favor, acordaos de mi novela...e incluso leedla, si no lo habéis hecho, antes...

Trio de parejas (gratis)

 HAIKU POLÍTICO: 

"Cuando la ultraderecha vecina veas gobernar, pon tu democracia a remojar..."

A.Larrey

 TODO TIENE SU POR QUÉ: 

Acabo de escuchar a una tertuliana decir algo así como que una bajada general de impuestos afectaría mínimamente a los contribuyentes más modestos, mucho a las grandes fortunas y de forma razonable a las clases medias. Nada nuevo, salvo la interpretación de la utilidad que ella ha añadido: con lo que le rebajan a una salario medio alto puede pagarse una sanidad privada...me parece, no ya la pescadilla que se muerde la cola, ni si quiera la cuadratura del círculo, creo que es el truco del almendruco y sobre todo, la explicación de una estrategia muy, muy vieja, se ha visto el cartonaje al truco, al menos en esta Comunidad en la que vivo...

!ESAS FRASES, POR DIOS¡

Ahora que que andan sacando los muñecos a pasear por las pías calles de España me he dado cuenta de que, para ser ateo (convencido), tengo a Dios en la boca demasiado tiempo. Para más INRI, me doy cuenta. Que cada uno lleva su cruz, lo tengo claro, simplemente espero que no me cuelguen el sambenito de irreverente, que yo no me vendí por 30 monedas, venía así de serie. Que Dios me libre de molestar a nadie, que doctores tiene la iglesia, yo no soy de meter el dedo en la llaga. Alguno me vendrá que eso de quien me ha dado vela en este entierro, que con la iglesia hemos topado, y estos suelen ser de la cofradía de la Virgen del puño en lo de comprender la diferencia. Si entro al trapo acabo hecho un Cristo, seguro. A alguno le leía yo la biblia en verso. Ver para creer. También me encuentro con gente tibia, de los que se lavan las manos, que no solo de pan vive el hombre, que ni les va ni les viene. Otros, a llorar como una Magdalena, que pareciera que les gustaría verme en un auténtico viacrucis. Pero claro, en mi caso, la procesión va por dentro, que con mi ateísmo estoy más contento que unas pascuas, ¡santo Dios! que difícil les resulta a algunos, que son tan duros de mollera, entenderlo. Pero aquí paz y después gloria. Claro, que los que no dicen nada...¡fíate de la Virgen y no corras! pueden ser los peores, por las llaves de San Pedro que miedo dan. De pascuas a ramos me da por levantar la voz, en un signo de debilidad, y la cosa no suele terminar bien. Aunque por mí pueden decir misa, que me da igual que me consideren un viva la Virgen, o que me hagan pasar las de Caín, que me lleven por la calle de la amargura o que me armen la de Dios es Cristo. Muchos se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena. Yo pongo a Dios por testigo de que seguiré en mis trece, si Dios quiere...claro. 

 PUTAS...COCA-COLA E HIJOS DE: 

Se ha descubierto la enésima red de trata de blancas. Los detalles casi son lo de menos. Las traían de África en pateras y las obligaban a prostituirse bajo amenazas de muerte, sobre ellas, sobre sus familias incluso tirando de vudú. Y, vais a perdonarme, pero esta vez no he pensado en ellas. He pensado en la Coca-Cola. Si por algo ha pasado a la historia, amén de ser, casi seguro, la más universal de las marcas, es por haber hecho de una necesidad inventada la magia de su éxito. Nadie necesitaba este jarabe refrescante, no respondía a una demanda real. Se la inventaron. Pues con las putas ocurre justo lo contrario. Es una demanda ancestral, por tanto, los mafiosos que las prostituyen, las destrozan, las maltratan y en casos hasta las matan, no tendrían negocio si no hubiera hijos de puta que pidieran de los servicios de estas mujeres. Yo soy un cuentista que hace cuentas, así que caminos para llegar a las soluciones tengo pocas, pero en ningún caso como este tengo tan claro el problema: la culpa de es los puteros, esos de hijos de...

 ¿EN QUÉ ESTARÍA PENSANDO?

Hoy que hable el humor en modo video...

 PASTAFARISMO: 

Dejo para otro día contar un poco en qué consiste el Pastafarismo, una religión nacida contra las religiones, por así decirlo. Pero en la revisión de esta peculiar historia, se me ocurrió este pequeño corto ¿animado?. 

 APRENDIENDO: 

Me estoy leyendo, con calma, no es libro para una sola tacada, "Morder la manzana" de Leticia Dolera. Tengo que reconocer que mi ego progresista se hace el remolón, porque no le gusta que le escupan a la cara su machismo reticente, pero me parece una lectura muy certera e interesante. Me quedo, para este artículo, un par de detalles sobre el micromachismo. El primero de ellos, sobre los piropos. Dice, y supongo que en este asunto tiene información de primera mano, que las mujeres reciben los piropos, cuando los reciben, siempre en soledad o acompañadas de otras mujeres. Nunca cuando van con un hombre. Y esto es, explica y suscribo, porque el cuerpo de la mujer se considera un territorio a conquistar, y si va con un hombre, quiere decir que ya está conquistado, que tiene su patriarca, y eso se respeta. Y otro detalle que me apetece trascribir, es una sugerencia sobre la lesiva costumbre de algunas discotecas de no cobrar o cobrar menos en la entrada a las mujeres. Esto las convierte a ellas, las mujeres, en ganado reclamativo. La sugerencia que os dejo es, mujer, si ves en una discoteca que por ser mujer pagas menos o nada, desconfía y directamente acude a otra . Este micromachismo se anularía de forma inmediata si todas actuaran de este modo. Yo añado que si todos los hombres hiciéramos lo mismo se acabaría de igual modo, pero claro, afirmando eso el libro se vendría, obligatoriamente, en la sección de ficción. 

Seguiremos leyendo y os mantendremos al tanto. 

 DESGRACIAD@

No paro de pensar en esta fotografía. La tomé a primera hora de la mañana, esa fría hora en la que nos cruzamos los que pensamos si esto del peludo merece la pena. Era una bolsa, con su correspondiente carga fecal, a dos metros de una papelera. El nudo, perfecto, contundente, invita a pensar en una persona concienciada. Así que ¿qué ocurrió?¿qué le paso a ese hombre o a esa mujer para no alcanzar su objetivo? Me lo imagino sufriendo un paro cardiaco, tan vez un ictus, a menos de 200 centímetros del cumplimiento ciudadano, tratando de explicarle a los sanitarios que deben tirar la mierda a de su perro a la basura. O tal vez se trataba de una cirujana a la que avisan por teléfono de que por fin han encontrado el corazón que esperaban para el pequeño Mateo, de cinco años y ni corta ni perezosa dejó caer la bolsa y corrió y corrió hasta llegar al hospital. Durante horas su perro fue atendido por el personal de mantenimiento mientras ella, y sus sabias manos, le regalaban una vida extra al pequeño. Quizá estemos en guerra y un francotirador se estuvo divirtiendo en aquella calle, y ante los disparos, el concienciado ciudadano no tuvo más remedio que soltar la bolsa y correr a guarecerse. Cualquier otra opción que aventure me pone de mala leche. Así que he preferido quedarme con la imaginación que con la evidencia de lo gandul y desconsiderado que puede llegar a ser el protagonista de esta foto. No el peludo, no, el que sujeta la correa y le puso el nudo a la bolsita. 

 ¡GUAU!:

Creo que los perros se comunican con un lenguaje mucho más complejo del que nos imaginamos. Más allá de un quieres jugar, tú quien eres o esta es mi cacho que lo acabo de mear. Tengo pruebas. El otro día fui con Kobe al veterinario. En el camino ya hace, en cuanto reconoce una esquina, algún amago de cambiar de ruta, por si cuela, pero como tiene la memoria de los peces de colores, huele algún pis en una esquina y se olvida de donde creía que lo llevaba. En la puerta, y sobre todo dentro, ya reconoce el sitio. No le gusta, pero va conmigo, soy la persona en la que más confía en este mundo, no le queda otra. El caso es que nos tocó esperar, por una perrita, perdonad no recuerdo la raza, que cuando salió parecía atacada, muy nerviosa, sin parar de ladrar. El mío se acercó a ella y durante unos segundos permaneció atento a sus ladridos. Os juro que pude adivinar el susto en la perra y la suma atención de mi peludo, que sentado escuchó la charla atentamente. La perra se fue y nos quedamos nosotros. A partir de ese instante mi perro no era dueño de sí mismo, iba a de un lado a otro en lo que le permitía yo con la correa, miraba una y otra vez a la calle, por donde había salido la perra, levantaba las orejas, lloriqueaba, volvía a mirar a la puerta, volvía a llorar. No sé si lo había visto alguna vez tan nervioso. Él me miraba y yo sé que me quería decir ¿tú sabes lo que me van a hacer? que dice ella que no entre, que lo que te hacen ahí dentro no es bueno...pero es que no me lo ha terminado de decir, que se ha ido. Yo sé que me quería decir eso, pero solo me miraba y gimoteaba. Luego Marta, la veterinario, le dio una chuche de salmón y mi peludo se olvidó de dónde lo había llevado.