27 de noviembre de 2023

 RECONOCIMIENTO: 

Un conocido me preguntó (no le niego el criterio, eh) ¿pero te han pagado algo? La pregunta es oportuna, y la respuesta pura rutina. Pues no. Digamos que forma parte del camino para intentar ser escritor. 

Me explico: me he presentado (entre otros muchos) a un concurso de cuentos con la temática de la violencia de género. En Cuenca. Había un premio para el mejor y luego unos cuantos eran elegidos para ser expuestos en los locales de la ciudad y, durante un par de semanas, en una exposición que comenzó el día mundial contra la violencia de género. 

Por la temática, por la ciudad y también, ¿por qué no? por orgullo, estoy encantado de que hayan elegido mi cuento como uno de los exponibles. Si, es verdad, no he recibido remuneración por ello, pero el ego también se alimenta de otros emolumentos. Es verdad que con esos no pagas las facturas. Pero esa ya es otra historia. 


Os dejo el cuento: 

QUERIDA YO:

Querida yo, te escribo por última vez con el dolor de haberte fallado. Sobrellevo peor este fracaso que las heridas, que poco duelen ya. Ahora lo entiendo todo y me gustaría que tú lo hubieras sabido; que hubieras intuido que ese grito no era el único, sino el primero. Que ese empujón tendría un segundo, y un tercero, y un cuarto. Igual que el desprecio escupido a la cara. Me gustaría haberte avisado y dado el valor que me faltó para salir corriendo, sin mirar atrás. Para no creerlo, una vez más; y otra, y otra. Para entender que sus “lo hago porque te quiero” escondían toda la oscuridad del mundo condensada en cinco palabras. Pero, sobre todo, me hubiera gustado avisarte de que lo único que había de cierto en ellas era que algún día iba a matarnos. Ahora ya es tarde. Créeme, siento habernos fallado. Aunque eso ahora poco importa. Entre tú y yo…ya nada importa. 


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