17 de noviembre de 2023

 PRISAS:

Hay una interesante entrevista al dúo El último de la fila (el nombre siempre me gustó más que su música), de la que se me ha anclado una frase de cierto aire catastrofista que, en principio, en su principio digo, no comparto: "están acabando con la música popular como la vivimos". No comparto este rencor generacional (mis años de terapia me ha costado) que yo resumo con el manido en nuestros tiempos si que. En cambio, la frase acaba con una idea que me ha dado que pensar: "Solo se escuchan trozos, como si miráramos cachos de un cuadro". Y es verdad. Vivimos con prisa, en general, y con mucha prisa en el ocio, en particular. Cuanto más joven seas, me temo, mas agudizado tendrás este síndrome que conlleva un peligroso lo quiero ahora, ya. Por eso triunfan las series frente a las películas. Por eso se lee cada vez menos, porque la atención necesaria ya no nos sale de serie. Nuestros hijos, y ahí entono el mea culpa, son incapaces de mantener su atención fija en un solo elemento más de dos, tres minutos. En casa es una lucha constante, da igual que sea la final de la Champions, que el tránsito entre la defensa y el ataque, ese amasar la jugada con pases, les aburre y tiran de móvil, para ver un video que los atrapa unos diez, doce segundos, antes de pasar al siguiente. Y eso si los atrapa y no pasan de él al segundo y cuarto. El ejemplo del cuadro se lo robo al bueno de Manolo. No me imagino yo yendo a ver el Guernica y quedándome con la esquina izquierda. La cultura necesita tiempo, y en algunos casos, hasta tranquilidad. No todo va a ser chunda chunda y scroll. Digo yo. 

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