21 de noviembre de 2022

 DISTOPÍA FUTBOLERA: 

No fue justo después de que Iniesta marcara el gol de todos, tuvo que ver más bien con que VOX dejara de ser sólo un diccionario. El caso es que llevo años barruntando una distopía futbolera, y es la segunda estrella para la zamarra española. Pero no una cualquiera. No de un modo cualquiera. España pasaba la primera fase con más pena que gloria, y las eliminatorias igual. Las semis en una tanda de penaltis agónica. Y la Gran Final contra Brasil. 119 minutos con las porterías a cero. Brasil volcado, España achicando como pude. En estas que Vinicius hace una de las suyas, se va del primero y reta a una carrera por la banda a un defensa catalán y negro que le gana el esprint, recupera el balón y monta un vertiginoso contraataque. Al llegar a tres cuartos de campo observa a un vasco, también  negro, que levanta la mano pidiendo el balón, arma la pierna y lanza un pase certero que el vasco amansa con el pecho. Mientras tanto otro catalán, negro igualmente, se desmarca en vertical. El jugador vasco lo ve y de primeras le da un pase al hueco. El catalán afronta la salida del portero con frialdad y llegado a su altura, al verlo vencerse para cubrir hueco, lanza una dulce vaselina y la pelota algo casi todo el mundo al mismo tiempo: gritar gol. Iñaki, Alejandro, Niko y Ansu se abrazan, felices y divertidos, en la esquina como flamantes campeones del mundo...


El final de esta distopía os la dejo elegir a vosotros:

A) Abascal se queda ronco, gritando ¡campeones del mundo! con una camiseta de España de Camacho, comida a mordiscos por la cabra de la legión.

B) A Abascal, sin más, le da un parraque...

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