NOS QUEMAMOS:
Hoy me he levantado distópico. He pensado que en veinte años, todos calvos. Por resumir. Me he imaginado que en dos o tres décadas La Tierra será casi un erial candente y dará igual ser rico o pobre, porque el sol calentará a todos por igual, y si no hay para repartir, no habrá quien salga ganando. Pero sé que no es verdad. El clima, que se volverá en contra de la existencia del ser humano por nuestro ombliguismo y vaguería ancestral con todo aquello que nos obligue a mirar más allá de nuestra generación, no afectará a todo el mundo por igual. No, empezará, como siempre, por los de abajo, por los que menos tienen. Que en invierno morirán asfixiados por calentar la casa quemando lo que puedan o muertos de frío por no tener ni que quemar. Y en verano, achicharrados en viviendas precarias bajo un sol de justicia. Los ricos coparán los aires acondicionados y el agua, cuando empiece a faltar (que ya lo hace) dará más sed, como siempre, a quien menos recursos tenga. No hace falta echar la vista a una hipótesis, con ver Andalucía, por ejemplo, llena de campos de golf con su césped impoluto y fresquito y pueblos a los que un día sí y otro también se les corta del suministro de agua corriente. Si algún gobierno osara tocar ese modus vivendi, sería tildado de comunista (eso con poco) y de catastrofista. Un día alguien se acordará de nosotros y de nuestra familia por no haber hecho algo. Y serán tus nietos y los míos, que no tendremos que irnos tan lejos.
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