Siempre he pensado que insultar, insulta quien puede, no quien quiere. Y de querer va la cosa. Que una persona que no conoces de nada te falte al respeto con una palabra mal sonante al uso, más allá de que nuestro orgullo, no vamos a negarlo, no viene con la impermeabilidad de serie, debería darte más o menos igual. Total, es el destino el que os ha puesto ahí, en ese cruce momentáneo y no ha de haber necesariamente una segunda ocasión. Son las personas de tu entorno las que más capacidad tienen para hacer efectivos sus intentos de insultarte. Y cuando me refiero a insulto me refiero únicamente a una palabrota. Porque la humillación física y verbal es una cuestión mucho más delicada. Cuando un conocido te llama hijo de puta, o gilipollas, pues en función de tu estado de ánimo, las terceras personas que hubiera presentes o incluso las ganas que tengas de entrar al trapo, pues te controlas o ejerces de vitorino verbal y abres las hostilidades sin remisión. Ahora, cuando es una persona a la que quieres, que te quiere o crees que te quiere o te debería querer la que te insulta, eso ya es otra cosa. Ahí entonces entran en juego matices de incomprensión que a mí, personalmente, me hacen dudar de la tierra en la que piso. A mi eso de que quien bien te quiere te hará llorar me parece una frase injusta de postal ñoña y muy probablemente machista. No, quien bien te quiere te respetará, y si no te respeta es que tal vez no te quiere tan bien ¿quién dice que detrás de un hijo de puta no vendrá un empujón, y detrás un puñetazo y así hasta una mención en los sucesos de la prensa escrita? Quien bien te quiere…te querrá. Punto.
11 de septiembre de 2013
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1 comentario:
Yo esa frase siempre se la había escuchado a mi abuela,la aplicaba cuando te reñian o afeaban una conducta.Mi madre también la aprendió y la utilizaba con el mismo fin..y hace mucho que no había vuelto a oirla ...hasta que la "oí" en tu texto.Pero eso, mejor que te quieran y no te hagan llorar..
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