22 de agosto de 2024

 EL MICRO MÁS MICRO: 

Hoy, que llevaba ya demasiado tiempo sin escribir, he decidido poner fin al reto con el que me duermo en las últimos días: hacer el cuento más micro de toda mi vida. 

Después de muchas vueltas, este es el elegido, tres palabras, espero que os guste, se titula LA FRASE: 


Tenemos que hablar...

9 de agosto de 2024

 LOS ACÓLITOS: 

Creo que los primeros en sufrir este mal, el del súbdito sonriente, fueron (y son) los reyes. Pero en los tiempos modernos les afecta a muchos, futbolistas, artistas y hasta a los políticos. Desde muy pequeño (mi cojera republicana viene de los tiempos en que los magos dejaron de ser magos, que si ellos no tenían magia ¿qué iban a tener los demás reyes?) tenía la impresión de que los reyes vivían en un mundo paralelo. En un mundo donde todos eran felices, porque allá donde fueran había vítores, aplausos, sonrisas. ¿Quién le dice a un rey que se ha dejado la tapa levantada, que no ha cerrado la puerta del armario, que no ha limpiado la encimera de la cocina o que esa camisa le queda fatal? Todo lo hace bien, nunca se equivoca, y el mundo entero está a su disposición. De eso se encargan los acólitos con sus alabanzas. Me da la impresión de que lo mismo le ocurre a Puigdemont. Debe pensarse que Cataluña entera es un clamor. De no ser así, no se entiende el esperpento de ayer, que lo único que ha conseguido es dejar en ridículo a un cuerpo policial que él sueña dirigir. Es un problema de altura, quizá, de miras, digo, que no soy yo quien para criticar la genética, porque le hubiera bastado con alzar la vista (real y metafóricamente) y ver que allí no había cientos de miles de catalanes arropando su arrogancia. No. Ni mucho menos. Alguien con criterio, que le tenga aprecio, debería explicarle a este señor que Cataluña, para bien o para mal, ha pasado página. Que no lo digo yo, que lo dijeron las urnas. Es como el niño que pierde el partido y quiere llevarse la pelota. Lo malo es que él ya no tiene ni pelota, y va camino de ser una caricatura de sí mismo, arrastrando a no pocos en el camino. Si nadie quiere darle este consejo, que le recomienden Onoda. Aquí no hubo guerra, no sé lo que hubo, pero fuera lo que fuera, ya terminó...


PD: Este vodevil solo puede tener un final a la altura, con el ex político catalán escondido en Abudabi, donde van los que casi preferimos que ya, si eso, por no verlos, ni respondan ante la justicia...


7 de agosto de 2024

CÓMO ME GUSTA EL DEPORTE: 

Ya lo he escrito, soy un experto consumidor de deporte olímpico. No sé si habéis visto la final de skate chicas. Son una pandilla de amigas haciendo cabriolas delante de miles de personas. Risas, saltos, abrazos...sin banderas. Luego, claro, la alegría de ganar y la tristeza de casi lograrlo. Pero la imagen de una contrincante saltando para abrazar a quien va a quitar le la medalla por el pedazo de ejercicio que acaba de hacer, es lo que me gusta del olimpismo. O la china con el pin de España en homenaje a Marín. Y luego está el fútbol, la tontada del marroquí chuleando con el portero español antes de un penalti es un macarra haciendo lo suyo. Imagino que el dinero, que a los futbolistas les llega a espuertas desde muy niños, hace más difícil el siempre complicado proceso de amueblar una cabeza humana. Soy futbolero, pero por valores, oiga, casi todos dan lecciones al balompié. Me gustaría que hubiera una especie de comité ético que premiar a los deportes, como colectivo, por su espíritu, y que el futbol saliera, como diría aquel, R E T R A T A D O . 



5 de agosto de 2024

 ¡¡¡ TÚ PUEDES!!!

Nos venden la milonga, tan de taza de desayuno o pared de cafetería moderna, de que si quieres puedes, que si lo intentas, lo terminarás consiguiendo, que todo depende de tí...

¡Y una mierda como la manga de un plumas! Hay tantas variables externas que la única fija es tu esfuerzo. Innegociable, vale, pero basta ya de este buenismo castrante del tu puedes. No, muchas veces no se puede. El domingo tuvimos el mejor ejemplo, por planetario, por impactante, por empático. ¿Carolina Marín no lo ha dado todo, no ha querido, no lo ha intentado hasta la extenuación? Pues eso, a falta de una decena de puntos, en un partido casi decidido, con una medalla a punto de asegurarse y con olor a oro, la rodilla dijo hasta aquí hemos llegado, para dejarnos una de esas imágenes icónicas que viajarán por la historia del deporte, generación por generación. El desconsuelo de Carolina es el de todos, al menos el mío. Yo, que estaba tan tranquilo que le había quitado el audio a la televisión para intercalar los raquetazos con la lectura, me quedé literalmente helado, con una nudo en la garganta muy identificable. Y  no llevo meses, si no años, luchando contra la tozudez de unas rodillas, preparándome día y noche, sin descanso, para llegar en plena forma a la competición más importante de todas. Si yo, que no he hecho nada para estar allí, que de hecho, ni estaba allí, controlaba las ganas de llorar con cierta dificultad, ¡cómo no iba a llorar amargamente la buena de Carolina! Ella, mejor que nadie, sabe, y nos ha demostrado a los demás, que no basta con querer, con hacerlo todo bien. Algunas veces, más de las que nos damos cuenta, hace falta un poquito (o un "muchito") de suerte. 



1 de agosto de 2024

 VENEZUELA...SEGUIMOS:

Como en el chiste, tengo una buena noticia y una mala...Ahí va la buena: nuestro hijo pequeño ha estado unos días fuera, y al regreso nos ha preguntado qué nos parecía el tema de Venezuela. Esa es la parte buena. Celebramos el interés que muestra por el devenir de lo que lo rodea más allá de los metros lógicos de su día a día. Después nos dio su opinión coronada con la mala noticia: había visto en Tiktok...Cierro el artículo, breve, que hace calor y os invito a la reflexión, con una frase de su madre: o los de izquierdas nos ponemos las pilas con las redes sociales o...La reflexión, lo dicho, la dejo para vosotros.