10 de junio de 2011

LA GRAN MULETILLA



Hay gente que dice más digo que lo que dice, vamos que dice digo más que dice. El que esté libre de muletillas que tire la primera paráfrasis verbal. Pero hay algunas que se cuelan entre nosotros con una fuerza brutal, condicionando los discursos de la gente hasta el ridículo. Son muletillas con más peligro que el estoque de José Tomás. Macho es un buen ejemplo. Tía su alterego. Hace algunos años, por puro interés científico, audité una conversación entre dos adolescentes en el metro. Hice el seguimiento de una de ellas y contabilicé hasta un total de 178 palabras en una sola parada, de las cuales 49 fueron tía. Esto supone casi un 30%. Pero, sin ninguna duda, la reina de las muletillas, la puto amo que diría don Mou, es DIGO. Es la muletilla por excelencia. Si os fijáis, aunque muletillas más modernas y glamurosas le están comiendo el terreno, ha reinado como un troyano en nuestro disco duro lingüístico durante décadas. Se podría dar un discurso de este tipo sin ningún problema: digo, voy a comprar el pan, que digo luego se hace tarde y digo, pues si bajo tarde y me ponen las barras ya duras, digo menudo invento, digo comprar pan del día digo y comprarlo duro. Digo pues voy bajando digo si me encuentro a la Mari digo pues ya le comento lo del tema del agua, digo que menuda nos están liando, digo si vamos a estar así todo el verano, digo yo me voy al pueblo...eso digo yo, digo, que digo. Y el que no diga diga que diga.

2 comentarios:

Yuly dijo...

Mira que lo intento, tío, pero no consigo quitármelo de la boca, macho.

Anónimo dijo...

Haz el estudio con la veneno que fue la que lo puso de moda. Digooooooooooo!!