21 de marzo de 2008



EL MITO
Apareció de nuevo el mito, el hombre figura. Acompañado de su inseparable bigote y de su cada día más inmensa melena se prestó a someterse a una entrevista en la radio inglesa.

La ya famosa entrevista se deslizó por los recovecos de la guerra de Iraq, ya que ahora se cumple el quinto aniversario de la invasión de los Estados Unidos y otros países, sin una resolución de las Naciones Unidas, de ese país, con el objetivo de echar del poder a Sadam, el hombre financiado durante años por la CIA, ayudado a mantenerse en el poder a toda costa, y luego repudiado y convertido en el enemigo público número uno del Planeta, junto a Osama Bin Laden.

Después de cinco años de la invasión, el hombre mito nos dice que la situación en Iraq es prácticamente inmejorable. Considera que el país está perfectamente, que los iraquíes viven hoy mucho mejor que entonces, que se ha demostrado que con la llegada de los países liberadores todo ha mejorado.

El mito olvida que la invasión ha costado cientos de víctimas, mejor dicho, miles, aún mejor, cientos de miles de víctimas inocentes que han sido masacrados, exterminados, aniquilados, volatilizados. Para él eso no ha existido.

En mi cabeza, además de pensar en esa masacre humana, ronda la idea de que la situación económica actual es consecuencia en gran parte de esa invasión. Hay un dato evidente, ¿cuánto costaba un barril de petróleo entonces y cuánto cuesta ahora?.

El barril, con un precio multiplicado casi por tres de hace cinco años a ahora, implica que todo el transporte que se hace en el mundo, alimentos, materiales de construcción, electrodomésticos, transporte doméstico o laboral, etc, es más caro. Y claro, ¿no repercute el alza del precio del petróleo en el precio de los precios finales de las cosas?. Creo que es bastante evidente.

Así que el hombre mito, debería saber que él es uno de los responsables de la actual crisis mundial. Y alguien debería decirle al mito, que para mí y para otros muchos habitantes del planeta, él no es un mito, es un pobre hombre que ha perdido la cabeza, es un megalómano enfermo que debería estar encerrado en su casa viendo capítulos de Barrio Sésamo para aprender la diferencia que existe entre lo que es la verdad y lo que es la mentira. Y que aprenda lo que significa rectificar, pedir perdón y reconocer que como ser humano que es, aunque él se crea superior, se equivocó y se equivocará. Como yo.

No hay comentarios: