Me da la impresión de que Juancar, nuestro king, vive en un mundo paralelo donde todo el mundo es feliz, grita y mueve bandeloras. El resto es lo que sale en la televisión. Porque lo que ve fuera del universo catódico es sus actos oficiales es justo eso, gente que le grita, le vitorea y mueve banderitas rojigualdas al aire. Algo parecido debe ocurrirle a un coche de la Guardia Civil, por ejemplo. Esos vehículos verdiblancos son como el colesterol de las autopistas, un auténtico tapón. Suelen ir a un par de kilómetros por debajo del máximo permitido, con lo que adelantarlo es todo una agonía, se hace tan eterno que en ese interciso la propia pareja de la benemérita puede enamorarse, casarse y divorciarse. Y ellos deben pensar que, salvo excepciones que les obligan a sacar fotos, todos somos conductores prudentes, que vamos justo, justo, a la velocidad que marca la ley. Lo que no ven es que un par de cientos de metros después de ser adelantados, el que más y el que menos aprieta un poquito el acelerador. Lo mismo que le ocurre al Rey, que a unos centros de metros de su mundo de cuento está el mundo real, donde muchos, republicanos o no, estamos hasta las narices. Así que el Rey y los números de la G.Civil comparten ese mundo paralelo donde todo parece correcto.
23 de junio de 2011
22 de junio de 2011
¿22 J o 22 A?
¿Quién pone nombre a los días? Me refiero el día mundial. Contra el sida, el del agua, de la salud, del medio ambiente...Me gustaría saberlo para hacerle una propuesta. El problema es que no sería para el 22 de junio en concreto, sino para una especie de día itinerante. Una de nuestras mayores preocupaciones como padres y proveedores durante el año es la infraestructura necesaria para llevar y recoger a los niños del cole. Y hoy comienza otra preocupación no menos incómoda, la del ¿y qué coño hacemos? Porque hoy los peques terminan las clases. Y comparto la idea de que el colegio no es una guardería en teoría, pero lo es en la práctica de forma parcial, pues educa pero también guarda. Y ahora ¿qué hacemos? Todos hemos hecho un ejercicio de imaginación meses atrás y nos hemos situado en este día para hacernos la pregunta. Campamentos urbanos, el extranjero, intensivos de deporte y el largo etcétera que, por suerte, empieza a manejarse. Pero sin lugar a duda, en mayor o menor medida, a partir de ahora, todos los que somos padres y podemos, tiraremos de ellos, del motor de la economía y la sociedad moderna: los abuelos. Por eso propongo que a partir de este año el día del final de las clases, sea cual sea, caiga donde caiga, sea a nivel mundial el día de los abuelos. Valga este pequeño artículo como homenaje a todos ellos.
21 de junio de 2011
EL COLECCIONISTA DE FRASES
Decir que soy un coleccionista de frases es una forma condescendiente de verlo, porque lo que soy es un ladrón profesional de las mismas. Las hago mías sin pudor alguno, me las bajo de la realidad con banda ancha y pasan a mi colección sin rubor. Las tengo de todos los colores y sabores, pero mis favoritas son aquellas que firmaría Harry el Sucio: llegaste tarde al reparto de cerebros y te dieron una esponja. Veo que quieres que le haga un favor a tu dentista. Si sigues así tu próximo sueño lo harás con un pijama de madera. Pero también me gustan las que esconden con picardía la evidencia y obligan a pensar un poquito: que te den por donde amargan los pepinos. O incluso las que, aun obligando a las neuronas receptoras a esforzarse un poquito, son hirientes sin medias tintas: tu madre será una santa pero tú eres un...También me las he inventado, que no sólo de robar vive el graciosillo: estás más perdido que un skin en una biblioteca o tienes más peligro que Rocco Sigfredi en un monasterio de clausura. Aunque reconozco que hay dos frases, tan reales como peliculeras, que siempre he querido pronunciar en la vida real. La primera es tendrás noticias de mi abogado. Es legalmente violenta, como dar un coscorro con la legislación vigente. Aunque, a lo visto por lo que se cuece por ahí, abogado es de minimindundis, creo que ahora lo que se tercia es decir, aunque sea Legalitas mediante, tendrás noticias de mis abogados, en plural. Y la otra es esa frase que solo unos euromillones me permitirá decir siempre y en todo momento, porque es una frase que aislada suena pedante, pero cuando es un modus vivendi debe de ser la caña: no me importa lo que cueste. Ay, lo que me gustaría poder entrar en una tienda tipo mediamark con esa premisa por delante...
20 de junio de 2011
EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA
Es una foto tan hermosa, tan poética, que parece impostada y, siendo justos, sus protagonistas unos impostores. Pero ¿qué más da? su carga emocional, ética y reivindicativa está por encima de la rigidez de la verdad. Me da igual que el fotógrafo contratara a dos actores para que se tumbaran en medio del fragor de la batalla entre manifestantes y cuerpos de ¿seguridad? Me da igual que tres amigos que se han conocido por el Twenti lo hayan preparado todo. Será un posado, pero la fotografía me llega. El amor por encima de la incomprensión, de la lucha entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto, entre el Estado y los ciudadanos, entre la democracia ficticia y la tiranía al acecho. Me da igual. Es una foto hermosa y me gusta. Por eso está aquí hoy. Después sabes que lo que hay detrás de la foto no es una lucha por la libertad, sino por lo que un tipo con patines y sobre hielo acaba de conseguir, y no es la tiranía la que anda al acecho, sino la verdad, que es una desconsiderada. Quizá por eso nos guste tanto el cine, el teatro, la literatura, porque la ficción parece más fácil volar alto.
MICROS
19 de junio de 2011
18 de junio de 2011
OMNÍVOROS (un mal poema para un peor sujeto)
A Felip Puig -por ejemplo-, conseller de REPRESIÓN de la Generalitat de Catalunya, con todo mi desprecio.
vosotros proxenetas de lo público
malditos criminales sin escrúpulos
bastardos hijos de una mala perra
censores represores opresores
fascistas disfrazados de carnero
impúdicos chaperos del mercado
sembradores del odio y la miseria
mamádoslas los unos a los otros
y de una puta vez dejad que el pueblo
-no me refiero a sexo sino a seso-
disfrute el amor libre una voz libre
en fin la libertad verdad justicia
vosotros proxenetas de lo público
malditos criminales sin escrúpulos
bastardos hijos de una mala perra
censores represores opresores
fascistas disfrazados de carnero
impúdicos chaperos del mercado
sembradores del odio y la miseria
mamádoslas los unos a los otros
y de una puta vez dejad que el pueblo
-no me refiero a sexo sino a seso-
disfrute el amor libre una voz libre
en fin la libertad verdad justicia
17 de junio de 2011
CAMBIAR SIN PEGAR
No me gusta la violencia. Además creo que no es la solución a casi ninguno de los problemas. Y no se trata de falta de ganas, porque si de ganas dependiera, estaríamos el día entero repartiéndolas sin consagrar y la sociedad sería un ring de boxeo. Con ese principio es lógico que condene cualquier acto violento, incluya o no una justificación. Por tanto la acción violenta de los grupúsculos concentrados en Barcelona me parece reprobable en un 99%. La pregunta es ¿y ese 1%? Pues ese 1% es la enorme responsabilidad que nace de la propia irresponsabilidad de una casta política que vive a millones y acomodados años luz de los votantes a los que deberían representar. No me gusta que a Gallardón lo increpen por la calle y que su familia se sienta violentada y en peligro. Pero no me importaría lo más mínimo que el 100% de su tiempo público fuera invadido por la evidencia de nuestro descontento. Una evidencia no invasiva a nivel físico, pero sí molesta y sobre todo visible. Creo recordar que un tiempo le persiguió un tipo disfrazado del Oso del Madroño. Ese tipo de iniciativas. Hacerse notar, mostrar lo que sentimos más allá de nuestro ridículo margen de maniobra electoral. Porque elegimos a los políticos, no la política, ni el sistema. Y quizá es hora de replantearse algunas cuestiones básicas y dejar la fiesta en paz. Los políticos tienen mucho miedo a las mudanzas, porque temen terminar en una caja en el trastero. No hay problema, señores políticos, las cajas del trastero suelen guardar cosas inútiles, así que aplíquense el cuento para que no les pille el carrito en la mudanza, que tarde o temprano habrá de haberla. El innovilismo va contra natura.
16 de junio de 2011
CELOMAN
En mi entorno me consideran Celoman. Siempre he tenido celo a mano, creo que la cinta acopladora unidireccional es uno de los inventos más socorridos para el universo del manitas chapucero. Pero me he dado cuenta de que he vivido engañado, una vida de segunda, porque estoy probando las adictivas excelencias de la cinta americana. Ay amigos, la cinta americana es como el colt para John Wayne o la magnun para Harry el Sucio. Es tener una cinta en la mano, la hago mover sobre mi dedo índice, y me siento el tipo más poderoso del mundo. No hay remiendo que se me escape vivo. Que se rompe el asa de la puerta de la nevera, un poquito de paciencia y cinta americana. Que se rompe el cestillo de la ropa, un poco de maña y cinta americana. Que se me ha soltado el faldón lateral del coche, un poco de limpieza previa y cinta americana. Que tengo una rajita en el alerón de mi avioneta, pues nada de vértigo y un poco de cinta americana. La cinta americana puede con lo que sea. Ahora, como casi todo lo bueno, tiene sus efectos secundarios, y es su propia perdurabilidad. Porque ¿cómo cojones se quitan los restos de cinta americana de una superficie plana? Esa parte del invento se les olvidó a los americanos. No conozco su historia, pero un material tan resistente y un pegamento tan potente solo puede haber surgido de las cloacas de algún proyecto espacial fracasado. Así que, ahora que las hay de colores y hemos abandonado el triste dora, no sólo la tengo a mano para cualquier emergencia, sino que me siento parte de alguna conspiración interegaláctia. Esperad, que se me ha quedado algo de cinta entre los dedos...
15 de junio de 2011
CULOS
¿Os imagináis admirando como una obra de arte las depuradoras del Manzanares? Algunas veces, cuando me dejo ganar por la escatología, me da por pensar que nuestra admiración por las nalgas tiene algo de eso, de retro, de trasngresor. Porque hoy me apetecía hablar de nuestra fascinación (masculina y femenina) por ellos, los culos. Con una idea clara: encontrar el mejor culo del mundo. Evidentemente tengo mi ganadora, pero quiero que esto vaya más allá de mi vida privada. Y la primera pregunta es clara ¿qué tiene que tener un culo para ganarnos nuestra admiración? El de un hombre, por ejemplo, ¿debe ser robusto?¿carnoso?¿imberbe?¿apretado?¿alto?¿bajo?¿estrecho?¿ancho? Y ¿el de una mujer?¿se rigen por los mismos principios? Quizá la respuesta sea el axioma que rige buena parte de nuestras conductas y que, por otro lado, asegura la pervivencia de nuestra especie y es que la cosa va por nalgas, digo por barrios. Porque culos hay de todo tipo: el tanque, el pera, el sandía, el plano, el caído, el cerrado, el recto...Y cada uno tiene su público, porque a unos les gustarán los culos difíciles de abarcar mientras que a otras les encantan aquellos que caben en una mano. A unas les gusta sentir un flan entre sus dedos, a otros que sea imposible marcar un dígito. Si los culos altos fueran los únicos que triunfaran, los bajos estarían condenados a la extinción. Así que, tanto si eres hombre como si eres mujer, si te gustan unos u otras, ayuda al Trastero a elegir ¿cómo sería el mejor culo del mundo? Porque todos (¡ y todas !) padecemos el mal de la TCI (tortícolis culera intuitiva) que consiste en girarnos, sí o sí, cuando intuimos unas elegantes posaderas a nuestra espalda.
Prometo una sección masculina, pero ahí van unos ejemplos:
Prometo una sección masculina, pero ahí van unos ejemplos:
¿Con cúal te quedas?
14 de junio de 2011
EL LIBRO DE FAMILIA
Por mucho que se empeñe Rouco y sus secuaces manifestantes de la gaviota y el azul cielo: somos una familia. Y no lo digo yo. Ni tan siquiera la lógica, lo dice el registro civil. Tenemos libro de familia, y si lo tenemos, es porque lo somos. Para unas cuestiones burocráticas ha salido a la palestra y he visto la letra. Recuerdo que me impresionó, pleno siglo XXI y aquel trámite tan perenne iba a hacerse a mano. La funcionaria que nos tocó, de sonrisa tímida y gesto afable, tenía un ordenador junto a la mesa, incluso una impresora, pero tomó el librito negro y se puso a caligrafiar nuestros datos. Es una letra elegante, que parece escrita con ganas, como si la susodicha todavía no hubiera perdido el gusto por el trabajo bien hecho. Puso mi nombre y apellidos, los de mi pareja y después los de nuestro recién nacido. No pude evitar la tentación. Cuando tomé el que ya era nuestro registro familiar con las manos se lo hice notar: ¿eres consciente de que tu letra nos va a acompañar para el resto de nuestras vidas? Ella nos miró con los ojos como platos, quizá nadie le había hecho ver ese detalle hasta entonces. Creí ver como se sonrojaban de cierta timidez sus mejillas y nos regalaba una última sonrisa. Me hubiera gustado preguntarle como se llamaba, porque ahora no sé a quien dedicarle este pequeño artículo.
13 de junio de 2011
LAS COLAS DE LAS DISCOTECAS
Con este título uno está tentado de hacer un artículo de corte erótico, pero no van por ahí los tiros. Después de muchos años, no recuerdo cuantos, volví a hacer cola frente a un tipo fornido con pinganillo. Es cierto que en mi adolescencia el pinganillo era cosa de películas, pero salvo ese detalle y la nacionalidad del portero, el deja vu era inevitable. Incluso caí en la tentación de revisar mi vestimenta en busca del temido color blanco. Es uno de los recuerdos más humillantes de mi juventud, que un portero le diga a tus amigos y a tí que no puedes entrar, que no estás a la altura, con ese eufemismo del "es una fiesta privada". Reconozco que las discotecas no me gustaban ¡pero allí estaban las niñas! Mis amigos por entonces eran todos heavys y escondían como podían sus proyectos de melena, y los vaqueros de "domingo" les quedaban, cómo diría mi abuela, como a un santocristo un par de pistolas. Así que no han sido pocas las veces que he tenido que recular y buscar un garito alternativo en post de la gatita de turno. Siempre me quedaban con las ganas de pedir explicaciones, o como mínimo de soltar una ironía al uso, pero podía más el deseo de encontrar otro sitio y, sobre todo, la musculatura del portero invitaba a pensar que la disputa no iba a ser de corte dialéctico. Y a mamporros tenía todas las de perder.
Pues volví a hacerlo, estuve apenas unos minutos, hasta que el hombretón nos flanqueó la entrada. Ya dentro me dieron ganas de volver a la puerta, a modo de retroactiva venganza, y gritarle al pinganillo ¡¡¡¡ he entrado con zapatillas y calcetines blancos !!!! Otro día hablaremos de lo que nos encontramos dentro y, sobre todo, de las go-go más secas de la historia.
Pues volví a hacerlo, estuve apenas unos minutos, hasta que el hombretón nos flanqueó la entrada. Ya dentro me dieron ganas de volver a la puerta, a modo de retroactiva venganza, y gritarle al pinganillo ¡¡¡¡ he entrado con zapatillas y calcetines blancos !!!! Otro día hablaremos de lo que nos encontramos dentro y, sobre todo, de las go-go más secas de la historia.
11 de junio de 2011
Sin norte deambulaba en los andenes
de un tren que siempre supo no vendría
a dar lustre a la herrumbre que anegaba
proterva el sinsentido de las vías
y ahogándose en su sed sin horizontes
buscaba en los bolsillos un mendrugo
de cielo que llevarse a la garganta
tras herir sus muñones con pedazos
vidriosos de un pasado enmohecido
–los ojos sin mirada de un ahorcado-
palpó un aire sedoso un no sé qué
que ya no recordaba algo incorpóreo
latiendo agonizante como un sueño
deshecho en el azogue de la aurora
lo sacó esperanzado pese al miedo
a que fuese un enjambre de escorpiones
pintados de ordalías "amalestes"
y en un fugaz instante al contemplarlo
y ver con ilusión que era un billete
de vuelta hacia el presente se alumbraron las turbias oquedades de sus lágrimas
mas luego eternamente aleado al óxido
de súbito quedó ante la evidencia
aquel trozo de sílice y aliento
hundido en el almagre del destiempo
había estado en su asfixia desde siempre pasado harto de fecha
de un tren que siempre supo no vendría
a dar lustre a la herrumbre que anegaba
proterva el sinsentido de las vías
y ahogándose en su sed sin horizontes
buscaba en los bolsillos un mendrugo
de cielo que llevarse a la garganta
tras herir sus muñones con pedazos
vidriosos de un pasado enmohecido
–los ojos sin mirada de un ahorcado-
palpó un aire sedoso un no sé qué
que ya no recordaba algo incorpóreo
latiendo agonizante como un sueño
deshecho en el azogue de la aurora
lo sacó esperanzado pese al miedo
a que fuese un enjambre de escorpiones
pintados de ordalías "amalestes"
y en un fugaz instante al contemplarlo
y ver con ilusión que era un billete
de vuelta hacia el presente se alumbraron las turbias oquedades de sus lágrimas
mas luego eternamente aleado al óxido
de súbito quedó ante la evidencia
aquel trozo de sílice y aliento
hundido en el almagre del destiempo
había estado en su asfixia desde siempre pasado harto de fecha
10 de junio de 2011
LA GRAN MULETILLA
Hay gente que dice más digo que lo que dice, vamos que dice digo más que dice. El que esté libre de muletillas que tire la primera paráfrasis verbal. Pero hay algunas que se cuelan entre nosotros con una fuerza brutal, condicionando los discursos de la gente hasta el ridículo. Son muletillas con más peligro que el estoque de José Tomás. Macho es un buen ejemplo. Tía su alterego. Hace algunos años, por puro interés científico, audité una conversación entre dos adolescentes en el metro. Hice el seguimiento de una de ellas y contabilicé hasta un total de 178 palabras en una sola parada, de las cuales 49 fueron tía. Esto supone casi un 30%. Pero, sin ninguna duda, la reina de las muletillas, la puto amo que diría don Mou, es DIGO. Es la muletilla por excelencia. Si os fijáis, aunque muletillas más modernas y glamurosas le están comiendo el terreno, ha reinado como un troyano en nuestro disco duro lingüístico durante décadas. Se podría dar un discurso de este tipo sin ningún problema: digo, voy a comprar el pan, que digo luego se hace tarde y digo, pues si bajo tarde y me ponen las barras ya duras, digo menudo invento, digo comprar pan del día digo y comprarlo duro. Digo pues voy bajando digo si me encuentro a la Mari digo pues ya le comento lo del tema del agua, digo que menuda nos están liando, digo si vamos a estar así todo el verano, digo yo me voy al pueblo...eso digo yo, digo, que digo. Y el que no diga diga que diga.
9 de junio de 2011
DORMIR
Voy a proponer algunos cambios a la Real Academia de la Lengua, una especie de diccionario para padres. Empezaría por la palabra dormir, que se define como "estar en aquel reposo que consiste en la inacción o suspensión de los sentidos y de todo movimiento voluntario". Yo lo cambiaría por la siguiente definición: dícese del acto de quedarse traspuesto frente al televisor cuando se han terminado todas las actividades relacionadas con el hogar y/o la paternidad; llegados a esta fase, en un momento determinado el individuo recibe un certero mensaje de su cerebro, recordándole la importancia de sus cervicales, retornando así durante unos breves instantes a la lucidez, iluminando el camino de la cama. Entra, entonces, bajo las sábanas, en negociaciones con Morfeo, que entrega las armas al primer bostezo. Algunas horas después suena un ruido imperceptible para cualquier mortal salvo para un padre / madre llamado gruñido o llanto infantil. Y comienza la rutina de me levanto me acuesto bajo las más variadas premisas que van desde el me hago pipi, tengo miedo, a no apagues la luz y un variable etcétera en función de costumbres, culturas y otros elementos no cuantificables. Cuando el muelle nocturno cesa su actividad el padre (madre) entra de nuevo en negociaciones con Morfeo. Para desgracia del padre Morfeo está mucho más terco que unas horas antes y lo celebra con dos ojos como platos que ya aparecen en El Bulli (torrijas de padre, lo llaman). Cuando por fin Morfeo entra en razones, aparece en escena un tercer elemento no invitado, llamado despertador, que agita las torrijas y suele generar la misma frase pensada por el individuo: esta noche me acuesto a las nueve.
Eso es dormir, señores de la Academia, eso es dormir.
8 de junio de 2011
NOTAS DECIMALES
Ayer que vi las noticias sobre los pubertos camino del patíbulo selectivero (es como la noticia de los papa noeles en la playa, los niños abriendo los regalos o la familia que vuelve de vacaciones...) me he acordado de las notas. No de las buenas o de las malas, sino de los decimales. Soy de letras, y aunque hube de cumplir con los requisitos mínimos matemáticos durante mi periplo preuniversitario, mi carrera, la de Historia, es meramente de letras. Y en las carreras de letras, y que me perdone cualquier profesor que lea esto y sea usuario de la coma, no entiendo las notas fraccionadas. Respondemos con uno o varios textos que deben demostrar el conocimiento sobre la materia en cuestión. Es una visión medianamente objetiva valorada por un prisma que debe ser objetivo. Hay una garantía de mínimos, que se centra sobre todo en tener datos suficientes para evidenciar tu conocimiento y no meter la pata de una forma tan grave como para demostrar que lo tuyo es sólo memoria, y encima parcial e insuficiente. Y de ahí para arriba. Entonces, si se trata de saber si sabes o no, si entiendes el proceso poco, mucho o nada, ¿cómo es posible sacar un 4,75 en un examen de Historia (lo que sea)?¿si hubiera puesto el nombre de un ministro más hubiera llegado al 5? ¿si hubiera comentado algún aspecto personal del Conde duque de Olivares hubiera conseguido alguna decimilla extra?¿Cómo es la máquina calcula decimales?¿No sería lógico estandarizar para estas materias, y sobre todo desde la escuela, los cinco conceptos universales de valoración: insuficiente, suficiente, bien, notable y sobresaliente? Recuerdo que en selectividad a mí me tocó Aristóteles, y saqué un 9,5 y todavía me devano los sesos para saber dónde quedaron esos 0,5 que me separaron del 10 o incluso de dónde salió ese 0,5 que me impulsó por encima del 9. ¿Me olvidaría de la Táxis?¿de las artes no imitativas?¿de la virtud? En fin, habré de contratar a Iker Jimenez para resolver esta duda.
7 de junio de 2011
EL DUPLEX
Hace como unos doce años decidimos que era el momento de abandonar el nido. Éramos jóvenes, y a lo que supimos después, bastante ingenuos. Teníamos la ilusión de vivir unos años en el centro de Madrid y después, con la idea de la paternidad, salir a cualquier barrio con menos glamour. Por eso nos centramos en esa almendra con tanto encanto del Foro. Nos gustó un pisito de 40 metros dúplex, en la calle Galileo, por diez millones: cocina americana, ventana de ojo de buey, calefacción eléctrica y totalmente amueblado, para entrar a vivir. Nos recibió la señorita de la agencia apremiándonos antes de verlo, pues literalmente se lo estaban quitando de las manos. Entramos por un portal señorial que nos llevó a otra puerta más pequeña y de ésta a una tercera aun más pequeña. De allí salía un angosto pasillo a no se sabe dónde (ni quisimos saberlo) y una portezuela que, como supimos unos segundos después, era la flamante entrada al dúplex. Era un habitáculo oscuro de apenas 20 metros, de techos altos, ventaja ésta que aprovecharon para hacer un segundo techo a modo de piso elevado con una escalera de madera en el lateral. A eso se refería el anuncio cuando hablaba de dúplex. La cocina era americana, si por americana entendemos unos fogones de gas butano frente a una barra. El problema era que el espacio entre barra y cocina era tan pequeño que yo no cabía sin riesgo de quedarme atascado, a lo que me imaginé cocinado desde el otro lado de la barra. Bajo el techo postizo, que tenía una cama y hacía las veces de dormitorio, había un sofá roñoso responsable, supusimos, del totalmente amueblado. Mueble era, desde luego. La altura resultante del doble techo era grotesca porque me peinaba el flequillo, adiós a mis pelos de punta, pensé de inmediato. La luz natural, nos aclaró, que era abundante, entraba por la ventana que daba a un patio interior del diminuto baño, lo que obligaba a dejar la puerta abierta para compartirla con el habitáculo general ¿ Y el famoso ojo de buey del que hablaba el anuncio? Nos invitó a subir a la parte superior, donde mi flequillo peinó igualmente el techo para descubrir que, técnicamente era un ojo de buey, pero el buey era el de los playmobil, porque aquello diez míseros centímetros de diámetro no nos permitieron saber si al otro lado estaba la calle u otro patio interior. Contuvimos la risa por respeto a la persona que nos enseñaba aquel engaño y ya por curiosidad preguntamos por la calefacción eléctrica. Verás, nos dijo muy ufana, bajad. En el salón había un pequeño aparato eléctrico de esos que echan aire caliente, como un secador, que era todo lo eléctrico y calefactable de la ¿casa? Salimos asustados y con ganas de decir ¿te lo van a quitar de las manos? Mucho cuidado, que lo mismo se te escurre de entre los dedos antes.
Nos sentimos engañados por la publicidad y perdimos unas horas de una mañana. Eso mismo me ocurre ahora cuando veo por ahí eso de la banca cívica, es que no cuela, no me lo creo, me da la impresión de que cuando entre en alguno de esos bancos tan cívicos lo que me voy a encontrar es un diminuto ventanuco a modo de ojo de buey…
Nos sentimos engañados por la publicidad y perdimos unas horas de una mañana. Eso mismo me ocurre ahora cuando veo por ahí eso de la banca cívica, es que no cuela, no me lo creo, me da la impresión de que cuando entre en alguno de esos bancos tan cívicos lo que me voy a encontrar es un diminuto ventanuco a modo de ojo de buey…
6 de junio de 2011
EL VASO DE CAFÉ
Hoy, que me he levantado poético, me ha dado por pensar que la vida es como un buen vaso de café. Si tienes suerte con el azúcar es muy probable que sea dulce, pero, como a todo café que se precie, no le van a faltar los toques amargos, e incluso ese regusto excesivo que te deja algún que otro trago. Se puede beber en vaso largo, o en vaso corto. Sólo o acompañado. Puedes olvidarte de él, que se quede frío y cuando quieras tomártelo tengas que recalentarlo. Y mancha, mucho, deja huella, según te lo vas tomando la crema nos va regalando esos círculos concéntricos, uno por cada trago. Esa crema marrón y con cierto aire espumoso, son los recuerdos. La vida está debajo, esos dedos negros que nos queda por beber. Pero algunas veces uno no puede evitar quedarse embelesado con los restos de la crema, como si echara de menos los momentos en los que el café reinaba altivo sobre todo el vaso. Pero la vida pasa, y lo que nos queda por vivir, por mucha espuma que tenga por encima, sigue siendo café, sigue siendo vida. No esperes a recalentarla.
5 de junio de 2011
4 de junio de 2011
PAISAJE TERMINAL
Comienza a amanecer y en la marisma
se alumbran las heridas terminales
veladas por el lóbrego vendaje
que cubre con la noche su gangrena
las fábricas / asmáticas
escupen contra el sol recién parido
su cóctel molotov de asfixia y cáncer
y orinan con nociva incontinencia
el útero feraz / ancestro y cuna
del hongo el encinar y las alondras
cicatrices de asfalto herrumbre y cobre
se extienden desmedidas como un herpes
acerbo e incurable sobre el limo
y un gran tumor de yeso ocupa el centro
del cuadro que pintó rosa el poeta
al otro lado de la arteria que une
Atlántico y latido de la tierra
sobre una obscena lápida de plástico
figura el epitafio de unos pinos
dados en avariento sacrificio
al dios endemoniado del progreso
y un poco más al sur
allá donde no alcanza la mirada
burbujas de hormigón con la potencia
de quién sabe las bombas de Hiroshima
conforman un infierno crematorio
capaz de transmudar en un instante
el alma agonizante del paisaje
en yermo sempiterno de cenizas
(no obstante en los despachos oficiales
trileros y forenses disfrazados
de mágicos chamanes sanadores
venales certifican el espléndido
estado de salud del que disfruta
su impúdico proyecto de cadáver)
se alumbran las heridas terminales
veladas por el lóbrego vendaje
que cubre con la noche su gangrena
las fábricas / asmáticas
escupen contra el sol recién parido
su cóctel molotov de asfixia y cáncer
y orinan con nociva incontinencia
el útero feraz / ancestro y cuna
del hongo el encinar y las alondras
cicatrices de asfalto herrumbre y cobre
se extienden desmedidas como un herpes
acerbo e incurable sobre el limo
y un gran tumor de yeso ocupa el centro
del cuadro que pintó rosa el poeta
al otro lado de la arteria que une
Atlántico y latido de la tierra
sobre una obscena lápida de plástico
figura el epitafio de unos pinos
dados en avariento sacrificio
al dios endemoniado del progreso
y un poco más al sur
allá donde no alcanza la mirada
burbujas de hormigón con la potencia
de quién sabe las bombas de Hiroshima
conforman un infierno crematorio
capaz de transmudar en un instante
el alma agonizante del paisaje
en yermo sempiterno de cenizas
(no obstante en los despachos oficiales
trileros y forenses disfrazados
de mágicos chamanes sanadores
venales certifican el espléndido
estado de salud del que disfruta
su impúdico proyecto de cadáver)
3 de junio de 2011
Y AHORA ¿QUÉ?
La acampada de Sol, en Madrid, que tenía algo tan robinhuniano que a muchos nos ilusionó, está en serios problemas de eternizarse sin remedio. La pregunta es clave ¿ahora qué? No es democrático apostarse en un lugar público y o me dan lo que pido o no me muevo. Sobre todo cuando lo que pides no es tangible al 100%. Me da la impresión de que no lograremos ni un bonito cadáver. Por lo que he podido leer la posibilidad de consenso sobre alternativas a la propia acampada está siendo torpedeada por grupos que uno tiene la sospecha no están ahí construyendo una herramienta para soñar, sino que buscan el más que esperado conflicto con la policía cuando, tarde o temprano, se produzca el desalojo. El gobierno central está actuando con impecable cautela, pero la mitad (sí, la mitad) de la ciudad está totalmente en contra de este movimiento, y más pronto que tarde tendrá que defender también sus derechos levantando el campamento. Es una oportunidad única ésta que no debemos perder. No deberían dejar el sueño en manos de dos grupos violentos (unos con porras y otros sin uniforme), sino dar carpetazo a esta acampada, que ha puesto la raíz de algo que, no solo parece hermoso, sino que se antojaba oportuno, y crear esa herramienta que todos, los que están y los que no estamos, soñamos nos sirva para cambiar las cosas. De no ser así, terminaremos por darle la razón a quienes han visto en este movimiento el inconformismo destructivo de los grupos radicales de siempre. No, "Sol" no era eso, no les hagamos ese favor. Soy escéptico, pero soñar sigue siendo gratis. Y a los que ya sé que me van a reprochar que no estuve ni estoy allí, les diría que cada mañana, cada tarde, cada noche acampo sobre el futuro de mis hijos, construyendo una conciencia de autoestima y respeto que sea el germen de un futuro hecho de personas con herramientas para poder darle la vuelta al mundo. Esa será mi humilde contribución al futuro.
2 de junio de 2011
ESE MALDITO PELO
Recuerdo mis espaldas imberbes de nadador y siento nostalgia, que parece un sentimiento al que me he hecho adicto con la madurez. Nunca he sido un tipo especialmente peludo, y eso me gustaba. Igualmente recuerdo como empezó todo. Una mañana, frente al espejo, con el escorzo necesario, descubrí un pelo en la espalda. No era una pelusilla como la que pudiera decorar los lomos de mi infancia. No, era un auténtico y genuino ejemplar. Lucía hermoso en mi omóplato derecho, altivo como una bandera. No le di importancia, soy de los que piensan que todo lo que está en el cuerpo, cuelgue o no, tarde o temprano alguna utilidad tendrá. Pasó el tiempo y me olvidé de él. Hasta que otra mañana descubrí que había llegado un compañero. Quizá no tan arrogante, pero pelo al fin y al cabo. Y a ellos dos se les unió un tercero, y un cuarto, un quinto...así hasta hoy, cuando ya no puedo presumir de espalda imberbe. He llegado a la conclusión de que aquel pelo misterioso, que llegó a mi vida y a mi espalda por sorpresa, no era un pelo cualquiera, no, era un pelo guía, el mismísimo Indiana Jones del universo capilar. Su misión era clara: explorar, plantar su folículo en mi papíla dérmica y dar aviso al resto. Me han invadido, y pienso que la culpa fue mía, quizá debí enfrentarme a aquel Indiana Jones con las infalibles pinzas de depilar de mi madre...
MICROS
1 de junio de 2011
INTERVIU
Me he comprado el Interviú. Como decían nuestros mayores, por los artículos. Y es la primera vez que lo hago, esta pérdida de virginidad tan tardía me ha sorprendido a mí mismo. El caso es que hay un especial por su 35 aniversario y tenía curiosidad, porque sabía que dentro iban a dar buena cuenta de las portadas, y me apetecía comparar como habían variado los sueños húmedos del español medio en lo que bien pudiera titularse la España postfranquista o del bosque frondoso al felpudillo tuneado. De la primera chica de portada, por cierto anónima, en mayo de 1976 a Cristina Piaget (¿?) tres décadas y media después. Además, me he dado cuenta de lo mayor que me estoy haciendo, porque mis recuerdos eróticos son más setenteros que otra cosa: Nadiuska, Victoria Abril, Paloma San Basilio, Victoria Vera, Ursula Andress, Bo Derek...esa es la prehistoria de mi deseo. En los setenta podías encontrar en la portada incluso a "señoras" del estilo Concha Velasco, ¡ Rocío Durcal ! o la mismísima Sara Montiel. Mi Edad Media hormonal llegó en los ochenta, con ¡ Sabrina !, Maribel Verdú, una Belén Rueda sin siliconar, Amparo Larrañaga y, sobre todo, esa mítica portada de una casi adolescente Enma Suarez, con rostro todavía ajeno a la anorexia reinante, arrodillada sobre las olas del mar...en fin, que recuerdos. Claro, que también podías tener la mala suerte de encontrarte en la portada a la mismísima Isabel Pantoja. Me ahorro los comentarios, prometí alejarme de la escatología en este blog. La Historia Moderna la componen mujeres del estilo Mar Flores, Natalia Estrada, Ana Obregón, Amparo Muñoz, las protuberancias afrancesadas de Marlene Mourreau o incluso Rosarito. En la Contemporánea es donde la silicona y los depilados brasileños trastocan todo nuestro imaginario colectivo con mujeres como María José Suárez, Sonia Ferrer, Paula Vazquez, toda expulsada de Gran Hermano que se atreviera, las malenas y las berrocales, o, menos mal, la excelsa Halle Barry.
En fin, qué queréis que os diga, seré un nostalgico, pero creo que en esto del erotismo femenino, con el paso del tiempo hemos salido perdiendo ¿no os parece?
En fin, qué queréis que os diga, seré un nostalgico, pero creo que en esto del erotismo femenino, con el paso del tiempo hemos salido perdiendo ¿no os parece?
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